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Diario Extra Ecuador

Deportes

Rodrigo Cabrera: “El fútbol les ayuda a olvidar sus problemas”

El refuerzo del delfín considera que el balompié influye para que ciudades golpeadas por diversas circunstancias “escapen” del día a día. Su ciclo en Venezuela y, ahora, en Manta, le sirven para descifrar que la “esperanza” de un pueblo es clave para s

Cabrera ya disputó su primera final con Delfín, ante Emelec.

Cabrera ya disputó su primera final con Delfín, ante Emelec.Juan Faustos / Extra

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Dos etapas de su vida le han permitido evidenciar las diferentes caras que puede tener un ser humano ante un momento de dificultad. En ambas pudo encontrar una palabra en común, esperanza. Por un lado quienes la están perdiendo y, por otro, los que la ponen como base para poder recuperarse.

Rodrigo Cabrera, defensor uruguayo del Delfín, considera que una dictadura gubernamental y un desastre natural son cosas distintas, pero que en las dos se sufre mucho. “El fútbol es una vía de escape para los problemas del día a día”, reflexionó junto a EXTRA, quien tuvo que padecer los conflictos que aún reinan en Venezuela y, ahora, contempla el resurgir de una ciudad golpeada por un terremoto.

Relajado junto a la piscina de un hotel de Guayaquil, el Lolo Cabrera reconoció el estilo defensivo que priorizan los cetáceos durante los partidos. “Delfín es un equipo muy táctico”, agregó, sin evitar relacionar ese planteamiento con el famoso Catenaccio italiano.

Provienes de una familia futbolera: Tu hermano Leandro en Getafe, tu padre Sergio exfutbolista y, sobre todo, tu abuelo materno, José Sasía, figura sudamericana. ¿Siempre recayó sobre tu espalda el peso de mantener la tradición?

No, sinceramente e increíblemente no. Una de las grandes exigencias que teníamos mi hermano y yo en nuestra casa era terminar los estudios. Lo del fútbol no fue una presión y una carga, siempre supimos que nuestro abuelo había salido campeón del mundo con Peñarol y demás. Las cosas después se fueron dando de a poco y recalamos en el fútbol. El estudio era la prioridad y si nos iba mal allí, la penitencia era quitarnos el fútbol.

La garra que deja en la cancha el jugador uruguayo siempre fue reconocida. ¿De qué depende que los futbolistas charrúas tengan incorporada esa manera de jugar? ¿Se la enseñan desde chicos?

Creo que sí, si vas a mirar a los niños pequeños del ‘baby fútbol’ te va a resultar increíble porque todos los padres están al pie de la cancha exigiéndoles como si fueran profesionales, lo cual pienso que está mal porque se debería jugar tranquilos a los pequeños. Pero ya desde chico estás mamando eso, va un poco de la mano con la idiosincracia del uruguayo en general, es un pueblo trabajador, sufrido, que trabaja, y el jugador es un poco el reflejo de lo que es la sociedad.

En 2014, mientras jugabas en Carabobo, los conflictos políticos y sociales que atravesaba Venezuela te chocaron por completo.

Fue un momento complicado, cuando llegué a Venezuela era todo muy lindo y profesional, pero de un día para otro comenzaron los conflictos en la ciudad. Justo abajo donde vivía era la zona de mayores revueltas, afectó al país y vivir ahí se hacía complicado.

¿Qué fue lo peor que te tocó vivir en ese período?

El tener que quedarme encerrado en el departamento porque estaban a los tiros en la puerta. No encontrar comida adecuada en los supermercados. No tener agua.

Comparando un poco esa etapa en Venezuela, al igual que allá, la gente de Manta sigue conmocionada por todo lo que vivió en el terremoto de 2016. ¿El fútbol podría ser ese escape momentáneo a la realidad y, sobre todo, un motivo de felicidad?

Sí, tal cual, el fútbol está muy inculcado en la sociedad. Creo que este deporte saca un poco a la gente del día a día y si el club de su ciudad les lleva alegría es sumamente importante porque les despeja la mente.

¿Un desastre natural podría compararse con una dictadura gubernamental?

Se sufre mucho, pero son cosas distintas. Por ejemplo veo esperanza en la gente de Manta, se nota un crecimiento luego del terremoto, veo a la gente dolida, pero motivada por salir adelante. En Venezuela es como si la esperanza se estuviera acabando, tengo compañeros y amigos que han tenido que dejar el país.

Delfín tiene un esquema de juego bastante marcado en el que priorizan siempre lo defensivo. ¿Hasta qué punto consideras factible que el equipo salga a buscar una anotación al inicio y luego decida defenderse durante todo el cotejo en su propio campo?

Creo que es un poco lo que se habla en los cursos de entrenadores y se define como Catenaccio, específicamente en el fútbol italiano. El Delfín tiene un fútbol muy táctico. Si observan el reciente partido frente a Barcelona, tácticamente fue caso perfecto, el equipo nunca se encontró mal parado, siempre ejercía una superioridad numérica ante cada rival. Y bueno, estamos agarrando una identidad que no es fácil de hallar. Si esa manera de jugar está dando resultados y todos se sienten cómodos, hay que agarrarla y seguir trabajándola.

Se puede observar que eres un defensor que prioriza la salida con balón al pie y evitas rechazar sin tener un receptor identificado.

Es un poco con lo que me ha tocado vivir, sabemos que los defensores estamos siempre en zona de riesgo y una pelota perdida ahí comprometería muchísimo al equipo. Por eso, en la medida de lo posible, trato siempre de salir jugando.

¿Antes de que decidas llegar a Manta pudiste averiguar algo del equipo? ¿Qué fue lo primero que encontraste?

Seguía al Delfín por Matías Duffard, debido a que habíamos compartido un año en Juventud de las Piedras. Pude ver la campaña que estaban haciendo y cuando me surgió la oportunidad de venir, lo contacté y me habló cosas muy buenas del club. Lo que él me dijo, palabras más, palabras menos: “anda tranquilo que va a estar todo bien”.

No sé si pudiste conocer los problemas que tuvo el exdefensor de Delfín, Francisco Silva, con el resto de sus compañeros. ¿Puede un jugador pasar de ser referente a una persona prácticamente no apta en camerinos?

Me enteré, y no estaría bien que emita un criterio al respecto, pero a la vista está que fue un episodio lamentable que espero no ocurra más en el fútbol en general porque no está bueno.

“Guillermo Almada es muy exigente”

Rodrigo Cabrera recordó la temporada que jugó en River Plate de Uruguay cuando el actual técnico de Barcelona, Guillermo Almada, era su entrenador. “Es muy exigente y convencido de lo que quiere”, manifestó el zaguero, quien reconoció que el timonel se desvela para que sus plantillas sean muy intensas, “hasta en los entrenamientos”.

La edad que en ese entonces tenía Cabrera (23 años) no le permitía asimilar en su totalidad los conceptos que impartía el DT. “Tal vez por la edad que no me daba cuenta de las cosas que decía, las cuales eran muy ciertas, en cuanto al descanso y la alimentación”, agregó.

Sin embargo, reveló que se pudo quedar con varias técnicas que Almada le impartió. “Siempre me hablaba del perfil, porque con Guillermo jugaba de lateral izquierdo y recuerdo que él me pedía siempre que estuviera pendiente de la presión que debía ejercer sobre mi rival, cada vez que este se acercase al área”.

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