Exclusivo
Deportes

Centro de Alto Rendimiento de Carpuela: una década de abandono total
El complejo deportivo de Carpuela, en el Valle del Chota, muestra destrucción y olvido pese a su pasado de gloria.
Abandonado. Tal y como viene siendo la constante en esta serie de reportajes que EXTRA ha realizado por todos los Centros de Entrenamientos para el Alto Rendimiento (CEAR) del país, es como se encuentra el de Carpuela.
Ubicado en la vía Ibarra-Tulcán, a la altura del kilómetro 147,5 entre Ambuquí y El Juncal, en pleno Valle del Chota, el complejo de 8,1 hectáreas, construido en la época del ex presidente Rafael Correa, luce actualmente destruido en la mayoría de sus áreas y con apenas actividad deportiva.
A decir de los dos guardias de seguridad que vigilan el acceso del centro, el descuido de las instalaciones lleva ya casi una década, algo que no es de extrañarse, pues ni ellos mismos cobran sus sueldos a tiempo, debido a los escasos recursos que provienen del Viceministerio del Deporte del que depende también el actual administrador de este CEAR, Alexander Chalá.
Justamente fue él mismo, quien recibió a este medio tras la solicitud de acceder al gimnasio de boxeo, uno de los pocos espacios que tiene actividad gracias al entrenador Manuel Delgado, quien llevó a dos deportistas a los últimos Juegos Olímpicos: María José Palacios y Gerlon Congo.
La actividad es reducida en el Valle del Chota

En el lugar, apenas cruzar la puerta, un pasillo a la derecha daba acceso al mencionado gimnasio que se mantiene habilitado, aunque en el recorrido que dio EXTRA no pudo coincidir con ningún entrenamiento. Aún así el ring lucía limpio, había varios pares de guantes y botas en las estanterías e incluso algunas cintas de muñecas y mancuernas, dando cuenta de que existía movimiento en el sitio.
Junto al escenario de boxeo está un gimnasio multifuerza y, al frente, el área de levantamiento de pesas. Ambos lugares también mantenían orden y no presentaban daños importantes en su infraestructura, además estaban limpios. Según dijo el administrador, los deportistas de halterofilia todavía lo aprovechan.
Siga leyendo: (COE vs. Viceministerio del Deporte: Así va la nueva polémica por "intervención")
La edificación de unos 500 metros cuadrados aproximadamente es la única funcional para la práctica deportiva en todo el centro, además de la cancha de fútbol que utiliza actualmente Leones del Norte, el club de que recientemente ascendió de la Serie B a la A, y que también usa el escenario para sus categorías formativas. Todo lo demás, bien puede dividirse por su grado de destrucción y abandono.
Espacio olvidado

El coliseo de baloncesto, por ejemplo, luce en desuso total, con daños en su estructura, humedad en las paredes, piso partido y sin un solo signo de actividad. Lo triste es que área tiene potencial, pues cuenta con marcador electrónico y hasta cabinas de transmisión.
Siguiendo con el recorrido, la pista de atletismo tampoco presenta mejores condiciones, aun cuando es conocido que el espacio es utilizado por el deporte adaptado, del que son parte, por ejemplo, las hermanas Polet y Anahí Mendez, medallistas paralímpicas en los dos últimos Juegos de Tokio 2020 y París 2024.
Aunque el material de la pista mantiene buenas condiciones, sorprende ver la tribuna, pues el techo sufrió un colapso total que no ha sido atendido. La cubierta cayó sobre el graderío y así permanece.
Además, los camerinos de este deporte, junto a la entrada de la pista, se encuentran en malas condiciones, con una bodega contigua que guarda lo que parece ser implementos de entrenamiento improvisados.
Al seguir el trayecto de esos camerinos para abandonar la pista, la imagen mejora en algo con la cancha de césped sintético para fútbol. Allí, por las tardes, entrenan cerca de cien niños y jóvenes gracias a un convenio con Leones del Norte, cuyo uno de sus objetivos primordiales es recuperar el semillero de futbolistas en el Valle del Chota.
Todo lo contrario sucede con la cancha de béisbol. Su construcción fue cuestionada desde el principio, pues no parecía ajustarse a las preferencias y potencial deportivo del sector, y ni siquiera del país. El tiempo ha dado la razón en eso, pues esa cancha se encuentra completamente abandonada, nadie la pisa más que para quemar la hierba que crece sin control.
Una residencia inhabitable
La peor parte de este CEAR lo lleva la residencia deportiva, espacio con una capacidad para 100 deportistas. Los bloques de habitaciones alrededor de lo que fue una piscina recreativa se encuentran destruidos.
Candados y cadenas oxidadas bloquean el ingreso al comedor, en donde ya no queda el mobiliario o algún implemento de cocina. Todo inhabitado, roto, convertido en bodega o en nido para las aves de la zona que alzan vuelo irrumpiendo el silencio del lugar con su aleteo.
Le puede interesar: (Ecuador vs. Canadá: ¿Qué canal transmitirá el partido amistoso en Toronto?)
Tampoco la piscina, que llamaba más la atención a los deportistas de la zona, se encuentra funcional. Hoy en día no es más que un hueco con algo de agua empozada y hierba creciendo en el borde.
Dicho esto, para albergar a alguna delegación deportiva no queda nada. Solo se encuentra en funcionamiento una zona en el bloque administrativo, que, de todas formas, no recibe una cantidad importante de deportistas.
La realidad: otra liquidación y otra disputa
Según se pudo conocer, todos los CEAR se encuentran en distintos procesos administrativos, debido a que en 2015 entraron en remate luego de que funcionaran a cargo de la CEAR Empresa Pública durante los años 2013 y 2014; sin embargo esta última institución entró en liquidación mediante un decreto del expresidente Lenín Moreno dejando un espacio con gran potencial, pero tristemente olvidado.
Y es que los centros dejaron de recibir recursos, pero el proceso de liquidación se encuentra abierto todavía. La tarea no se ha cumplido por la imposibilidad de levantar inventarios en algunos centros y, en otros como Carpuela, por inconsistencias y procesos jurídicos abiertos.
A diferencia de otros centros, este CEAR se encuentra en una disputa legal por la propiedad del terreno, cuya historia data de la década de los noventa, cuando la Asociación Agrícola Jesús del Carmen reclamó las tierras.
Tras varios procesos a instancias del Instituto Nacional de Desarrollo Agrario, el ente adjudicó los terrenos a la asociación en 2006 y esta, sin respetar la normativa del uso de esos terrenos, vendió 22 hectáreas a una persona natural y 8 al Municipio de Ibarra, que fue el que entregó el predio al Ministerio del Deporte para la construcción del CEAR.
Para seguir leyendo EXTRA sin restricciones, ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!