La ciudad de Guayaquil ha sido designada por la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) como la sede para los dos últimos partidos de la selección nacional en las Eliminatorias Sudamericanas rumbo al Mundial 2026. El Estadio Monumental acogerá los encuentros ante dos gigantes del continente: Brasil y Argentina.

Sin embargo, más allá del anuncio oficial, la decisión trae consigo una serie de razones estratégicas que van más allá del terreno deportivo.

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Un cambio más allá de la altitud

El seleccionador Sebastián Beccacece, fue claro al señalar que el traslado de sede no busca “escapar  de la altura de Quito. Según el técnico argentino, la decisión responde a la necesidad de que la Tri se adapte a distintos escenarios y condiciones climáticas, algo que podría resultar clave pensando en el Mundial, cuyas sedes —Estados Unidos, México y Canadá— contemplan climas y altitudes variables.

Jugar en el llano también será una oportunidad para medir el rendimiento del equipo en igualdad de condiciones ante dos selecciones de primer nivel, dejando de lado el tradicional factor altura que ha favorecido a Ecuador en la capital.

La venta de entradas podría dejar cerca de $ 2 millones en ingresos

Uno de los factores determinantes en la elección de Guayaquil es el ingreso económico. Según el periodista Patricio Palau, de Radio La Redonda, la FEF podría recaudar cerca de 2 millones de dólares por concepto de taquilla en cada partido. El Estadio Monumental, con capacidad para más de 57.000 espectadores, permite una mayor venta de entradas en comparación con otros recintos del país.

A esto se suma el atractivo comercial que representa el regreso de la selección al Puerto Principal. La presencia de la Tri genera un impacto positivo en la venta de productos oficiales, patrocinios y campañas de publicidad vinculadas al evento deportivo.

¿Cuándo será el partido de Ecuador ante Brasil?

El calendario ya está definido. Ecuador recibirá a Brasil el jueves 5 de mayo de 2025, mientras que el duelo ante Argentina está programado para el domingo 14 de septiembre del mismo año.

Ambos partidos serán una prueba de fuego para el combinado tricolor, no solo por la jerarquía de los rivales, sino también por la adaptación del equipo a condiciones similares a las que enfrentará en el Mundial, donde la altura no será un factor determinante.

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