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Las ‘travesuras’ que se han hecho por la Tri
Tres hinchas cuentan las locuras que
Amar a la Selección ecuatoriana de fútbol es como estar enamorada de una pareja complicada. Cuando la Tri gana todo es alegría y cuando pierde, pues, reinan los silencios, las malas caras y hasta los enojos. Pero como es una relación sólida también está en juego la comprensión y por eso para sazonar esa relación hay quienes cometen travesuras para validar el amor.
Leidy Reasco es de la provincia de Esmeraldas y vive en Guayaquil. Es la capitana de su equipo de fútbol, es decir le gusta tanto el deporte que es capaz de meterse a una cancha a pelear por un balón. La coterránea de Enner Valencia recuerda que en una ocasión se “coló” en un grupo de amigos para ir a Quito, donde jugaba la Tri. La furgoneta en la que se transportaban estaba llena por lo cual ella tuvo que acostarse en el piso e ir dormita todo el trayecto. Ese fue solo el comienzo de la travesura. Leidy, de 23 años, tuvo que bailar en las calles cercanas al estadio Atahualpa para recolectar dinero para adquirir las entradas y hasta para comer. En sus recuerdos no hay rastro de vergüenza, solo alegrías. Tal sería su emoción por ver a la Selección ecuatoriana que ni se acuerda con qué equipo se enfrentó, “creo que era Bolivia” el año pasado.
Hoy, 10 de noviembre, Ecuador enfrenta a Uruguay en Montevideo. Leidy cree que Ecuador ganará 0 a 1 con gol de Cristhian Noboa, confría en el juego de los seleccionados; pero para asegurarse durmió con la camiseta amarilla de la Selección. Esa es su cávala, así lo hace siempre que la Tri tiene que afrontar un compromiso. No es una travesura, pero así de fanática es ella.
A Denisse Olvera le gusta también el calificativo de fanática por Ecuador, especialmente por la adrenalina que le genera ver a la Selección en vivo y en directo. Sin embargo, como le resulta difícil ir a Quito o a otra ciudad de Sudamérica tiene que ver en donde pueda. Una vez -cuenta- vio un partido en un centro comercial de Guayaquil y su algarabía era tanta que llamó la atención de los asistentes. Gritaba, saltaba, cantaba, aplaudía y sentía que la gente le decía: “sí, vamos ganando pero cállate”. Su relación con la Selección no es de esas calmadas, es más bien de gritos y más gritos. También se pone camiseta para ver el partido de turno y hasta se fuga de clases (estudia Comunicación Social) para ver al equipo.
¿Qué otra travesura? Laura Serrano tiene una menos alocada, pero igual de aventurera. Ha seguido a la Tri a cuatro países (Uruguay, Brasil, Perú y Colombia) por trabajo o por su propia cuenta. Serrano es una periodista de 31 años y para ella el fútbol es una pasión. “Antes se creía que el fútbol era solo para los hombres, en la actualidad hay igualdad”.