Dani Alves volvió a sonreír, pero esta vez no lo hizo en un estadio ni levantando una copa. El carismático brasileño, que alguna vez fue ídolo del FC Barcelona y símbolo de alegría en la selección de Brasil, ahora sonríe desde otro lugar: la fe. Después de tocar fondo, pasar más de un año en prisión y enfrentar el escrutinio del mundo entero, decidió reconstruirse desde adentro.

Su renacer tuvo lugar en Girona, España. En la Iglesia Elim Girona, donde lo invitaron a compartir su testimonio, Dani no habló de títulos ni de victorias, sino de heridas, caídas y milagros. “Hay que tomar en serio las cosas de Dios y hay que tener fe. Yo soy una prueba de ello. Yo hice un pacto con Dios”, confesó frente a los presentes.

Lo que el mundo está hablando

Su vida ha cambiado

El exfutbolista, que fue acusado en diciembre de 2022 de agredir sexualmente a una joven en Barcelona —caso por el cual estuvo 14 meses en prisión preventiva antes de que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña anulara su condena por inconsistencias—, relató cómo en medio del dolor encontró un propósito.

“En medio de las turbulencias, en medio de la tempestad, siempre hay un mensajero de Dios. Y ese mensajero, en el peor momento de mi vida, me recogió, me llevó para la Iglesia, para el camino, y hoy yo estoy en el camino gracias a ellos”, dijo con la voz entrecortada.

Sus palabras no tardaron en dar la vuelta al mundo. En los videos que circulan en redes se ve a un Dani Alves distinto: más sereno, más humano, más consciente. No busca fama ni aplausos, sino paz.

Y mientras su historia de redención emociona a millones, la vida le da un nuevo motivo para creer. Su esposa, la modelo Joana Sanz, anunció que está embarazada. Un símbolo de esperanza en medio de la reconstrucción.

Dani Alves, el hombre que un día lo tuvo todo y lo perdió todo, hoy predica con humildad el valor de empezar de nuevo. No es el mismo, pero quizá por primera vez, es realmente él.

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