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La fiesta fue con choripanes y camisetas de Messi

Los hinchas argentinos en la capital vivieron con intensidad la semifinal ante Croacia. Sus cábalas funcionaron

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Los hinchas argentinos en Quito y su celebración tras la clasificación a la final del Mundial.GUSTAVO GUAMÁN / EXTRA

La pasión por el fútbol es algo que caracteriza a los argentinos. Y mucho más en un Mundial que tiene un tinte especial porque sería el último Lionel Messi. Esta intensidad se vivió en el norte de Quito, en la residencia del embajador Gabriel Fuks, que se convirtió en el punto de reunión de los albicelestes para seguir los juegos de la Copa del Mundo.

Las camisetas de la selección fueron la tónica, con el 10 y Messi en su gran mayoría, entre unas pocas de Julián Álvarez, precisamente los autores de los goles en la victoria sobre Croacia, el martes 13 de diciembre.

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Tomás Gómez llevaba la de La Pulga. Llegó hace una semana al país y buscó donde mirar la semifinal para cumplir su cábala, siempre mirar los partidos en lugares diferentes. “Me ha funcionado la cábala. Vine a Quito para visitar a mi viejo (papá) y estamos compartiendo esta pasión”, comentó.

Mientras se esperaba el inicio del juego, los hinchas compartían choripanes y empanadas. “Es un ambiente muy similar al de Buenos Aires. Hay una fiesta con tambores y cánticos”, resaltó. Su hermana, Sara Villacís, en cambio apostó por la camiseta de Álvarez, al igual que su padre. “Soy ecuatoriana. Ellos me contagiaron esta pasión, me gusta como viven el fútbol”, señaló

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Abraham Calpanchay y su amor por Argentina. Su esposa Noemí le apoya en su pasión.GUSTAVO GUAMÁN / EXTRA

Abraham Calpanchay lleva dos años en Ecuador. Vive como una fiesta los juegos de Argentina. Para el duelo ante Croacia llegó con camiseta, bandera, gorro y la cara pintada de celeste y blanco. 

“Pese a que estoy en otro país, vivo con la misma intensidad. Desde las 07:00 ya estaba pintado. Grito los goles, lloro, me emociono mucho, esto es inigualable”, afirmó. Su esposa, Noemí Osorio, quien es de Quito, le acompaña en esta locura y destaca la euforia que tienen los argentinos.

Abraham se sintió como en casa al seguir la semifinal con compatriotas quienes se abrazaban, saltaban y bailaban con cada gol. Coreando el “Vamos, vamos, Argentina...”, celebraron el paso a una nueva final de su selección y ya sueñan con ver a Messi con la Copa del Mundo en sus manos, el título que le falta.