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Juleisy Angulo campeona mundial: el emotivo abrazo con Jeffersón Pérez en Tokio
Jeffersón Pérez vuelve al atletismo ecuatoriano como presidente de la Federación y celebra el histórico oro de Juleisy Angulo
Jeffersón Pérez vive estos días como un hincha más del atletismo ecuatoriano, pero con la memoria viva de quien supo tocar el oro. A sus 52 años, doble medallista olímpico, asumirá la presidencia de la Federación Ecuatoriana de Atletismo el próximo 2 de octubre, reemplazando a Manuel Bravo. Lo hace con la misma pasión con la que celebra cada triunfo de los suyos.
En Tokio, mientras Juleisy Angulo se proclamaba campeona mundial de lanzamiento de jabalina con 65,12 metros, batiendo por segunda vez en dos días su propio récord nacional, Pérez no pudo contener la emoción. Con el teléfono en mano, como cualquier hincha digital, narró en vivo la hazaña ecuatoriana.

Jefferson entre influencer y presidente
El instante más recordado llegó cuando Angulo se acercó a recibir las felicitaciones. Pérez, con la gorra hacia atrás, igual que aquel 26 de julio de 1996 en Atlanta, se fundió en un abrazo con la joven campeona. “Me vas a hacer llorar”, le dijo ella entre sollozos. Ese gesto unió pasado y presente del atletismo nacional.
Pérez reflexionó: “Es la nueva era del atletismo ecuatoriano. Gracias por el apoyo, gracias por los miles de mensajes”. Recordó además que Angulo, de 24 años, ya disputaba sus terceros Mundiales absolutos tras no superar la clasificación en Eugene 2022 y Budapest 2023.
“Ponerme la gorra para atrás después de 29 años fue sin pensarlo, pero son coincidencias de la vida. Cuando hay oro para el país, todo encaja”, confesó Pérez.

Gente soñadora que viene de cero
La inspiración también proviene de los sacrificios de Angulo. “Soñaba con una medalla mundial desde que empecé en el atletismo, pero tuve dos cirugías en la rodilla izquierda. Aun así, perseveré y nunca me rendí”, relató la campeona.
Con gorra y teléfono en mano, Pérez resumió el sentir de un país: “Sé lo que es ver el oro cerca. Detrás de cada triunfo hay sacrificio, trabajo silencioso y coraje. Ella lo demostró: las cicatrices no bajan el ánimo, lo fortalecen”.
Ese abrazo, cargado de respeto y emoción, es la promesa de un futuro brillante para el atletismo ecuatoriano.
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