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Perdidos entre la marea ‘verdolaga’

Poner un pie fuera del Atanasio Girardot tras el partido era hacerlo en una marea de hinchas. Era entrar en el bullicio, en la locura de una celebración que desbordó Medellín y que colapsó cualquier medio de transporte. Moverse e intentar ir al hotel a descansar para los ecuatorianos fue una tarea casi imposible.
Bien es cierto que la mayoría de compatriotas pudieron evitar las aglomeraciones, facilitados por los ‘tours’ turísticos y los autobuses organizados que los evacuaron paseando por medio de las calles que sirvieron de escenario para la celebración.
En cambio los que tuvieron que volver a pie vivieron momentos de gran tensión, de incertidumbre y miedo por cruzar mares de hinchas, con aglomeraciones que superaban las 5.000 personas. Todos ellos, además, enloquecidos por un triunfo que esperaron durante 27 años y que celebraron por todo lo alto.
Sin taxis, sin metro y sin ningún medio de transporte al menos mínimamente seguro, la única solución fue andar. Andar perdidos. Buscando la manera de no despertar sospechas entre la barra de Atlético Nacional, que si bien vivía un gran festejo e incluso se dejaba fotografiar, transmitía una sensación de peligro incomparable.