El estadio Metropolitano vivió una de esas noches que quedarán grabadas en la memoria rojiblanca y en el dolor madridista. El Atlético de Madrid destrozó al Real Madrid con un contundente 5-2 que no solo significa una derrota, sino la primera gran crisis en la etapa de Xabi Alonso como técnico merengue. 

La goleada fue el reflejo de un equipo con carácter frente a otro que se desmoronó en cuanto el partido se volvió cuesta arriba.

Goleada que deja mal al Real Madrid

El inicio fue un vendaval colchonero. Robin Le Normand abrió la fiesta con un tanto que encendió al estadio, pero la jerarquía del Madrid parecía responder con dos zarpazos efectivos: primero Mbappé y luego Arda Güler voltearon el marcador en sus únicas ocasiones claras. 

Sin embargo, la ilusión blanca apenas duró unos minutos, porque Alexander Sorloth, con un cabezazo potente al borde del descanso, puso el empate que cambió el guion.

La segunda parte fue un baño táctico del equipo de Diego Simeone. Julián Álvarez tomó la batuta y con un penalti impecable puso el 3-2. Diez minutos después, el argentino selló su doblete con una obra de arte a balón parado que dejó sin reacción a Lunin y desató la euforia colchonera. 

El Real Madrid se vio sin ideas, superado física y mentalmente, mientras en el banquillo Xabi Alonso apenas encontraba respuestas.

El golpe final llegó en el añadido con Antoine Griezmann, que rubricó la “manito” y convirtió el estadio en un carnaval. La derrota deja heridas abiertas: el Real Madrid cede terreno en LaLiga y abre la puerta para que Barcelona asuma el liderato si vence a la Real Sociedad. El Atlético, por su parte, se mete de lleno en la pelea recortando puntos y recuperando su fe.

Para Xabi Alonso, más que una derrota, fue un terremoto. El peor partido del año 2025, la caída que lo deja cuestionado y con el desafío de levantar un vestuario tocado y una afición que exige reacción inmediata.

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