Fundación Hellen Quiñónez lleva esperanza y solidaridad a miles de familias en Esmeraldas
Con el proyecto Sanando Heridas y agasajos navideños, la Fundación Hellen Quiñónez benefició a más de 10 mil personas con ayuda, alegría y acompañamiento.
Voluntarios, familias y miembros de la Armada del Ecuador se unieron en una jornada solidaria organizada por la Fundación Hellen Quiñónez.
La Navidad en Esmeraldas se tiñó de solidaridad y esperanza gracias a la Fundación Hellen Quiñónez, que desplegó una serie de acciones sociales en distintos cantones de la provincia, beneficiando a miles de familias en situación de vulnerabilidad. Con el proyecto “Sanando Heridas”, la organización reafirmó su compromiso de acompañar a comunidades históricamente olvidadas, llevando alimentos, juguetes, mensajes de aliento y, sobre todo, presencia humana.
Palma Real: solidaridad en la frontera
Uno de los momentos más significativos se vivió en Palma Real, localidad fronteriza entre Ecuador y Colombia. Tras un recorrido fluvial de más de una hora, el equipo de la Fundación llegó con un mensaje claro: “no están solos”. Más de 2.500 personas (niños, adultos mayores, mujeres y personas con discapacidad) participaron en una jornada marcada por la música, la alegría y la emoción compartida.
Se entregaron 1.000 kits alimenticios, juguetes y caramelos, pero el verdadero valor estuvo en el acompañamiento emocional. “Tal vez no se resuelve todo, pero aliviar un poco también es avanzar”, señalaron los voceros del proyecto, subrayando que sanar heridas implica escuchar y sostener la mano del otro. La Armada del Ecuador brindó apoyo logístico y seguridad, mientras empresas privadas y organizaciones aliadas hicieron posible la intervención.
Niños, familias y voluntarios compartieron una jornada navideña llena de juegos, personajes y alegría, como parte del proyecto Sanando Heridas impulsado por la Fundación Hellen Quiñónez.
Agasajo navideño en la escuela Simón Rodríguez
La Fundación también organizó un emotivo agasajo en la escuela Simón Rodríguez, ubicada en el barrio Las Américas de Esmeraldas, institución donde Hellen Quiñónez cursó sus estudios primarios. Más de 300 estudiantes recibieron regalos, alimentos y mensajes de esperanza.
La presidenta de la Fundación compartió su propia historia de superación, recordando las dificultades materiales de su infancia y resaltando que la educación fue la llave para cumplir sus sueños profesionales. El evento incluyó juegos inflables, personajes navideños y la presencia de Papá Noel, fortaleciendo el sentido de comunidad y la esperanza en la niñez.
Un hito solidario: más de 10 mil beneficiados
El 19 de diciembre, la Fundación marcó un hito al agasajar a más de 10 mil personas en el Centro Deportivo de San Rafael. La jornada incluyó la entrega de comidas calientes, raciones alimenticias, juguetes, productos de aseo y cortes de cabello gratuitos para los niños.
“Este es el inicio de todo. Queremos generar empleo y acompañar a nuestra gente en temas de salud mental. Esmeraldas necesita más que ayuda inmediata; necesita oportunidades y esperanza”, afirmó Hellen Quiñónez, destacando que la solidaridad debe convertirse en acción transformadora.
Integrantes de la Fundación Hellen Quiñónez y personal de la Armada del Ecuador navegan hacia Palma Real, llevando ayuda humanitaria.
Compromiso permanente
Desde hace tres años, la Fundación Hellen Quiñónez desarrolla programas sociales en Esmeraldas, priorizando sectores con limitaciones económicas y acceso reducido a servicios básicos. Las actividades navideñas forman parte de una agenda que se extiende a cantones como Ríoverde, San Lorenzo y Esmeraldas, con el objetivo de ampliar el alcance y sostener la ayuda en el tiempo.
El trabajo de la Fundación se apoya en alianzas estratégicas con empresas privadas y un equipo multidisciplinario de voluntarios, que hacen posible llegar a los lugares donde más se necesita. Las palabras de Hellen Quiñónez resumen el espíritu de estas jornadas: “Sanando Heridas no es solo dar alimentos, juguetes o sonrisas, es llegar, mirar de frente y no ser indiferentes”.
En cada visita, la Fundación no solo entrega ayuda material, sino que recibe miradas, abrazos y testimonios que interpelan y recuerdan la urgencia de construir un futuro más justo. Esta Navidad, más que un agasajo, fue un llamado a la conciencia colectiva y a la fuerza de la solidaridad como motor de transformación social.
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