Los grillos de Guayaquil andan perdidos de estación

Junto con la época invernal en Guayaquil llega todo el arsenal de pequeños insectos. No lucen saco y sombrero como Pepito de Pinocho, pero sí cantan con la misma frecuencia que él.

Se tratan de los grillos, aquellos animalitos que a más de un guayaquileño incomoda por su presencia en muchos lugares: casas, calles, parada de buses, escuelas y hasta en la ropa.

La época de lluvias en la ciudad suele comprender los meses de diciembre a mayo. En este período, los paraguas se convierten en el mejor compañero del día, mientras que los grillos bombardean el puerto, proclamándose en los visitantes temidos e insoportables para algunos.

A pesar de que junio, el sexto mes del año, ha llegado, los grillos aún se encuentran en muchas zonas de la ciudad. Pero, ¿cuál es la razón aún de su presencia?

Andrés Moreno, guayaquileño de 41 años, le sorprendió la presencia de grillos mientras practicaba ciclismo por la vía a la costa de Guayaquil. “Antes de llegar al peaje, vi un promedio de 4 a 5 grillos. Uno se paró en mi brazo mientras estaba pedaleando y tuve que frenar un momentito para sacudirme”.

Moreno, quien además es licenciado en Turismo y Hotelería, explica que la temperatura de esta ciudad, en época de invierno, es el hábitat perfecto para estos insectos: “Los pocos grillos que aún se ven aquí son el residuo del invierno que nos estamos despidiendo y su humedad”.

En la calle Cuenca, entre Pedro Moncayo y la avenida Quito, también hay presencia de grillos. Así lo reporta Franklin Rivadeneira, guayaquileño de 26 años que se encontraba en el centro de la ciudad: “Yo estaba conversando con un maestro que hace unos modulares. Cuando él se fue, miré al piso y observé un grillo. Se supone que ya no deberían de haber y me pareció raro”.

Ronald Navarrete, biólogo de la consultora ASAMBLA, le da una explicación a esta situación: “Los grillos y otros insectos están aprovechando la gran cantidad de alimentos que debe haber, debido a la inusual cantidad de lluvia que ha caído”.

Expresa además que la extensión de las lluvias genera condiciones favorables para otra generación de grillos, hecho que no ocurre cuando se presentan sequías: “Cuando ocurre una sequía prolongada es posible que no se reproduzcan y esperen mejores condiciones”.