Las cascadas, termas y montañas siguen en pie, pero las calles de Baños de Agua Santa parecen haberse apagado. El turismo, que da vida a esta ciudad de Tungurahua, cayó un 90% en plena temporada. La razón: el paro nacional que desde hace 12 días convocaron los dirigentes de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie)

Aunque en la provincia no existen bloqueos, los cierres de vías en Pichincha, Imbabura, Bolívar y la Amazonía convirtieron a Baños en una ciudad aislada para el viajero. Rodrigo Velasteguí, administrador de un centro turístico, lo resume con crudeza: “Estamos molestos y preocupados porque el paro retrasa y no permite desarrollar la economía. Baños sin turismo no funciona”.

El miedo a viajar durante el paro

Geovanny Romo, presidente de la Cámara de Turismo, recalca que el verdadero enemigo es el temor: “El turista tiene recelo de viajar por las movilizaciones. Hay incertidumbre y eso nos ha hecho perder millones”. 

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En un fin de semana normal, Baños recibe entre 20.000 y 30.000 turistas. Desde hace dos semanas apenas llegan unos pocos de cantones vecinos, una cifra que no alcanza ni para sostener los gastos básicos. Menciona que esperan una tregua y lleguen a algún diálogo para que el feriado deje algo de rentabilidad, aunque no tienen reservas para esas fechas.

Ubicación de Baños de Agua Santa

Negocios en agonía

Wilmer Castillo, que alquila departamentos tipo Airbnb, vive al día: “Los fines de semana siempre tenía clientes, pero desde que empezó el paro no tengo ingresos. Estamos paralizados”.

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En la Casa del Chocolate, antes la visita promedio, durante los fines de semana eran entre 2.000 personas, ahora no llega ni la mitad, según los empleados del lugar. Para sobrevivir, los comerciantes bajan tarifas, lanzan promociones y ruegan que los turistas se animen a llegar, aunque sea en pequeñas cantidades durante el feriado del 9 de octubre.

Un grito desesperado en Baños

La ciudad entera pide una tregua. “Estamos sin trabajo. Queremos que el feriado nos reactive, porque de lo contrario Baños se muere”, dicen comerciantes y operadores turísticos. El paro ha dejado al paraíso turístico convertido en un pueblo fantasma. En Baños, el turismo no es solo negocio: es pan en la mesa, aseguran sus habitantes.

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