El asesinato de Robinson Del Pezo Cañarte, comunicador comunitario y administrador de la página La Voz del Pueblo, dejó en shock a la provincia de Santa Elena. Para muchos de sus seguidores, su muerte no fue casualidad, sino el resultado de las denuncias de presunta corrupción que lanzaba —sin miedo— en sus transmisiones en vivo.

“Se confió. Ya le habíamos dicho que se cuidara, pero era muy frontal”, lamentó un allegado que aún no cree lo ocurrido.

Volvió… y lo mataron

Meses atrás, Del Pezo tuvo que dejar su negocio de carnes en el mercado de La Libertad por amenazas. Pero hace pocos días decidió regresar. Lo anunció con orgullo en redes sociales: “Después de casi nueve meses reconstruyendo mi vida… vuelvo al lugar donde siempre he pertenecido: entre mis mesas, mis cuchillos y mi trabajo honrado”.

Aunque siempre aclaró que no era periodista, su estilo directo lo convirtió en una voz incómoda para más de uno. Decía que su misión era “despertar al pueblo” y destapar cómo, según él, se manejaban los recursos públicos.

Esa frontalidad lo volvió referente… y también objetivo. “Este no es un crimen cualquiera. Aquí hay un mentalizador y un ejecutor. Que no quieran tapar la corrupción a punta de balas”, reclamó Alfonso Ortiz, presidente de la Junta Cívica de la Península.

En redes sociales, sus seguidores estallaron en indignación. Muchos creen que su muerte busca silenciar a quienes se atreven a denunciar.

“Podrán burlarse de la justicia terrenal, pero de la divina no”, escribió un usuario. La Voz del Pueblo, su página con más de 30.000 seguidores, ya había sido bloqueada antes. Cuando la recuperó, puso un lema desafiante: “Regresé por ti”.

El crimen

La tarde del jueves, un sicario entró al local de carnes donde Del Pezo atendía y le disparó cinco veces a quemarropa. Malherido, fue llevado en taxi al hospital Rafael Serrano López. Murió minutos después.

El atacante escapó en una moto conducida por un cómplice. Cámaras de la zona habrían captado la escena, y esas imágenes serán clave en la investigación.

Un blanco desde hace meses

Del Pezo vivía bajo riesgo. Este año estuvo detenido por una supuesta extorsión a una funcionaria que él mismo había denunciado. Pasó 18 días en prisión y recuperó su libertad.

El mes pasado, desconocidos lanzaron un explosivo a su casa. No detonó, pero dejó un mensaje aterrador: un panfleto con amenazas de muerte.

Su asesinato reaviva el debate sobre la vulnerabilidad de quienes hacen comunicación comunitaria y denuncian casos que rozan a autoridades.

Su última denuncia

En una de sus últimas transmisiones, mostró la historia de Gardenia Romero Quinde, a quien le retiraron el bono de desarrollo humano -sin recibir una explicación del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES)-. La mujer, madre de hijas con discapacidad, tuvo que salir a vender gelatina para sobrevivir.

“Gardenia pide que revisen su caso y le devuelvan el bono. Su situación es delicada”, suplicó Del Pezo antes de morir.

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