La población de Chilla, en la provincia de El Oro, con alrededor de 3.000 habitantes, recibe cada septiembre a miles de creyentes, por la extendida devoción a la Virgen de la Natividad de Chilla que nació hace más de tres siglos, cuando campesinos de Pueblo Viejo hallaron su imagen en un pantano, donde hoy se levanta el edificio municipal.

La tradición cuenta que, a pesar de ser llevada al caserío, la efigie era encontrada en el mismo lugar pantanoso. Los pobladores interpretaron esto como un deseo de la imagen de permanecer allí. Desde entonces, ese sitio se convirtió en un centro de peregrinación. Su nombre, Chilla, deriva del quichua Chaylla, que significa “allá está”.

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La fe mariana se expandió rápidamente en la región, consolidando a la Virgen de Chilla como un símbolo espiritual para los habitantes andinos de El Oro. La historia señala que su veneración comenzó en el siglo XVIII, lo que la convierte en una de las advocaciones más antiguas del sur de Ecuador.

En 1970, el papa Pablo VI, a través de una Bula Pontificia, declaró oficialmente a la Virgen de la Natividad como Patrona de El Oro. Desde entonces, cada 8 de septiembre, fecha establecidos por la iglesia católica de la festividad del nacimiento de la Virgen, miles de peregrinos caminan hasta el santuario como muestra de gratitud o para cumplir promesas.

En estos últimos días, en diferentes barrios han realizado jornadas del rezo del rosario por la novena y al templo los devotos han acudido masivamente y participado de los diferentes oficios religiosos, además de orar ante esta representación de la Madre celestial y tocar su urna en el altar.

El fin de semana llegaron devotos con ramos de flores, canastos de frutas y más ofrendas con las que agradecían a Dios y a la Virgen por las bendiciones. Este 8 de septiembre, día de la festividad fue homenajeada con música.

El templo, un centro de fervor

El santuario mariano de Chilla es un espacio de encuentro de fe, donde miles de familias agradecen y piden favores, pero que también conserva la creencia de este suelo orense

El templo principal, la Basílica de Nuestra Señora de la Natividad de Chilla, se levanta en el centro del cantón y es uno de los mayores símbolos arquitectónicos de la fe católica en El Oro.

La edificación conserva elementos históricos de gran valor, como el antiguo púlpito, lienzos pintados a mano, tallados en madera y el trono donde reposa la imagen de la Virgen. Estos detalles hacen del santuario un sitio no solo religioso, sino también patrimonial y cultural.

Aunque no se conoce con certeza el material original de la primera imagen hallada en el pantano, los registros señalan que era una talla artesanal con vestimenta sencilla y rasgos humildes. La efigie es una de las más admiradas.

El actual templo ha pasado por varias remodelaciones, manteniendo siempre la esencia de la devoción que lo originó.

Por este templo y la devoción, Chilla, cantón enclavado en la cordillera de los Andes a más de 2.800 metros de altura, se ha convertido en un destino de peregrinación y turismo religioso.

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