Nerviosa y hasta ansiosa, dice Bella Querevalu que se puso cuando supo que no haría más farándula, porque su programa se cancelaba, pero su felicidad volvió cuando le dijeron que pasaría a ser parte de los noticieros, en el mismo canal RTU.

La expresentadora de ‘No des papaya’ admite que es de las que le gusta romper con los estereotipos.

“Nunca le cierro la puerta a nuevos proyectos, siempre y cuando se respete mi perspectiva, mi ética y mi opinión”.

Atrás quedaron las polémicas y los escándalos faranduleros en los que se vio envuelta, así como sus característicos escotes y ropa sexy.

“Todo comunica, el tono de la voz, el vestuario, el maquillaje y visualmente como uno se proyecta, es parte de los cambios de este nuevo reto”, indica la comunicadora oriunda de Machala.

Lo que no piensa cambiar nunca es su esencia, algo que realmente la preocupaba de esta transición.

“Lo bueno es que me dijeron que siga siendo yo. Profesionalmente estoy apta para este cambio y lo estoy disfrutando, pero tengo mi corazón dividido y reconozco que extraño la farándula”.

Pese a llamarse ‘No des papaya’, los dimes y diretes con artistas y presentadores de otros programas no faltaron en ese ciclo que salió del aire la última semana de julio.

“Me gustó hacer una farándula más responsable, respeto a los que lo hacen de otra manera, pero para eso deben tener argumentos, no hablar solo desde el rencor, de las emociones, ni de lo que les dicen en un apuntador”, dice con firmeza.

A pesar de todo, comenta que hizo buenos amigos, entre los que cuenta a Carolina Jaume, con quien el ‘pito’ fue de agarrar palco por un comentario que hizo de ella.

“Cuando Carolina me llamó a pedirme disculpas por todo lo que me dijo, me sorprendí, pero eso habla muy bien de ella. Más allá de una etiqueta, es una mujer real y muy profesional”.

Con 33 años, Bella es hija de una lojana y un peruano, por lo que tiene la doble nacionalidad, e incluso en el 2016 se coronó como ‘Reina mundial de las rosas’, representando a Perú.

“Soy feliz de tener dos banderas. Preparo por igual tanto el ceviche ecuatoriano como el peruano, los dos son distintos, no se comparan, pero muy deliciosos”.

Tiene un hijo de 13 años y pese a que está soltera se niega rotundamente a que la cataloguen como ‘madre soltera’.

“Ser mamá tan joven me llenó de fortaleza, mi hijo es mi cable a tierra. Amo el poder romper con esos estereotipos y quitarle a las mujeres el ‘madre soltera’, porque eso no existe”.

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