Miguel Moly, la estrella venezolana de tecnomerengue de los años 90, con éxitos como ‘La Morena’, ‘Junto a tu corazón’, ‘Mamita mía’, o ‘La piernona’, afirma que en Ecuador tiene a un público fiel que mantiene vivo su legado musical a lo largo de los años. Con 58 años, el músico y productor reconoce que eso es algo que lo tiene impresionado.

“Le debo mucho al Ecuador no solo cuando canto acá, sino cuando voy al exterior, las giras que hago a Estados Unidos y Europa son precisamente para ecuatorianos”, asegura.

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Es por eso que junto a la orquesta ecuatoriana Tropicalísima está reinventando sus éxitos más emblemáticos a ritmo de paseíto.

“Tengo presentándome con ellos desde hace 10 años y con estas grabaciones en paseíto es como llegarle a las entrañas a la gente, porque se lo canta en un ritmo muy de ustedes”.

Con su hijo Jonathan, así como con la talentosa cantante Liz, ha realizado nuevas grabaciones, pero aún así cuenta que el público sigue pidiendo sus clásicos atemporales.

“Mucha gente dice canta algo más nuevo, pero al público no le interesa, me pongo a cantar lo nuevo y la gente se va a sentar, aunque el tema ‘Tu sangre en mi cuerpo’, que hice con mis hijos, gustó mucho”.

Cuando Miguel Moly empezó hace 35 años el tecnomerengue apenas arrancaba.

“He tenido la suerte de trabajar con el mejor productor que he conocido, Luis Alba, a él le pedí que me hiciera una canción para una morena bien buena, y la pegó”.

Molly sostiene que su gratitud es eterna con el público, aunque lamenta que en el camino fue perdiendo su privacidad.

“Mis actos personales como que le molestan a los demás. Me acabo de divorciar por segunda vez, estoy con una chica muy bonita y eso es motivo de muchos comentarios en mi país”.

El artista estuvo casado por 25 años con la exMiss Venezuela Inés María Calero, madre de sus hijos; y con la actriz Wendy Villalobos, por 5 años, quien además era su manager.

“Me divorcié en febrero y no es que sea tan volátil, porque han sido relaciones que han durado. Ahora tengo una novia muy linda, muy joven, que es vedette y eso ha causado un revuelo grandísimo”.

Incluso se sabe que su hijo Jonathan no ve con buenos ojos esa relación. “Mi segundo divorcio se dio porque había muchas quejas, varias cosas que me hacían la vida de cuadritos, así que preferí terminar eso”.

Molly se sincera y admite que eso de los ‘duelos’ después de una ruptura no van con él.

“¿Quién dice que hay que esperar un año o más tiempo para volver a enamorarse? Me parece un disparate. Me separé el 10 de febrero y tuve mi nueva novia los primeros días de junio. Quiero ser feliz y no tengo tanta edad para esperar”.

Actualmente se siente muy feliz y lo compara como cuando empezó recién su carrera. “No estaba enamorado de nadie, quería grabar mi disco, viajar y en eso estoy también ahora. Con esta chica estoy feliz, pero no enamorado”, por lo que descarta un tercer matrimonio.

“Para casarme tendría que ser una persona que me llegue al alma. No soy hombre de vivir solo, nunca, necesito alguien que me dé un besito en la mañana, que me dé un cafecito, no puedo estar solo”, concluye.

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