Luego de más de una década, la tormenta que marcó la vida de Roberto Angelelli, presentador icónico de los 90 e inicios de los 2000, recordado por sus programas matutinos, de entrevis tas y concursos, lo ha llevado a contar su versión sobre el hecho que lo hizo alejarse de la televisión: un escándalo mediático que golpeó su imagen profesional y quebró su estabilidad emocional.

Canales como Ecuavisa, Teleamazonas, RTS y el desaparecido Sí Tv contaron con su talento, convirtiéndolo en uno de los rostros masculinos reconocidos del país y en un ‘sexsimbol’ que arrancó suspiros.

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En pleno apogeo de su carrera dio el salto internacional a Estados Unidos. En Miami, donde reside desde hace 25 años con estatus legal, logró consolidarse como conductor en medios latinos, tanto en Telemundo, al que ingresó luego de pedirle una recomendación a su entonces jefe, el Dr. Carlos Muñoz, así como en canales independientes. Allí entrevistó a celebridades, cubrió eventos de alto perfil y representó al talento ecuatoriano.

Desde la llamada ‘Capital del sol’, Angelelli de 58 años, le concedió una entrevista a diario EXTRA, en la que recordó el momento que lo obligó a dar un paso al costado. "Se dijeron ciertas cosas que me afectaron bastante y decidí salir del tema televisivo. Estuve aproximadamente un año en una especie de depresión, muy separado de todos los temas que tenían que ver con poner mi imagen en redes o al aire o lo que sea, porque había mucha gente haciendo daño y haciendo comentarios feos, no solo a mí, sino contra toda mi familia", confiesa.

Lo dejaron solo cuando más apoyo necesitó

Ese episodio al que hace mención está relacionado al caso Publifast, ocurrido en junio del 2014. Tanto él, quien era la imagen, así como los representantes de esa empresa publicitaria ‘on line’ que captaba dinero de manera piramidal, fueron denunciados por personas que se dijeron perjudicadas.

Recuerda que ese hecho, del que admite “únicamente ayudé a promoverlo, porque lo buscaron para eso y fue quien finalmente dio la cara” no solo lo alejó de los medios, sino que lo sumió en una profunda decepción hacia una industria que, asegura, lo dejó solo cuando más necesitaba apoyo.

"Pensé que iba a recibir un poco más de respaldo en vez de ataques por parte de compañeros del medio", lamenta. Para él, el verdadero golpe no fue la crítica del público, sino el silencio y el juicio prematuro de sus colegas.

“Nadie tuvo nunca la información correcta, pero hicieron eco de ciertas cosas que no eran como decían. Y el único afectado en la parte profesional fui yo”, comenta.

Lejos de victimizarse, Angelelli asegura que ese momento de crisis marcó un cambio de rumbo en su vida. “No me quitó la imagen, sigo siendo el mismo Roberto Angelelli, quizás mejor, pero sí las ganas de seguir en algo que se volvió muy superficial”, reflexiona.

Apariciones esporádicas en la televisión 

Tuvo apariciones esporádicas en el canal Mega TV en Estados Unidos, sin embargo, nunca sintió la misma pasión. “Me pagaban, sí, pero no era lo mismo. Noté que todo se volvió banal. Antes, los que veníamos de la vieja guardia teníamos preparación, estudio, hoy cualquiera con un millón de seguidores por mostrar un plato de comida es considerado comunicador”, critica.

A pesar de ello, su amor por la televisión está vigente, pero con una visión distinta. “Aceptaría volver, pero sólo si es un proyecto que educa, que aporta, que tiene propósito social”, sostuvo.

Aunque lleva dos meses sin trabajo, afirma no tener intenciones de regresar a Ecuador porque su familia está establecida en el país donde residen sus hijos Maxi de 17 años e Isabella de 15, educándose allí y su esposa, Catalina trabajando. Este es el segundo compromiso de Roberto. Sus dos hijas mayores del primer enlace son independientes.

Reconoce que su situación actual es similar a las de otros colegas, rostros conocidos de la televisión ecuatoriana, que no la están pasando tan bien. “Quizás a las personas les llama la atención porque uno trabajó en televisión y creen que eres el amo del universo. Pero no es así”, puntualizó. Para que una persona pueda sobrevivir en Miami es necesario tener un promedio mensual de 5 mil dólares, la cifra sube cuando se trata de una familia.

Trabajó como repartidor de plátanos y patacones

Recuerda que cuando estalló el problema en Ecuador, le tocó reinventarse. Intentó volver a la televisión, pero se encontró con que el canal que lo había contratado para que sea parte de un programa decidió cerrar las puertas. “No es que no hubo programa, no hubo canal”, sostuvo, aún sin poder creerlo.

Ese desencanto lo llevó a explorar otras facetas, alejadas de los reflectores. Fue así como se metió en la industria alimentaria por llamado de un amigo. Repartió plátanos y tostones (patacones) en restaurantes, además manejó la parte comercial, el inventario y la bodega.

“A mí no me da vergüenza decirlo, yo llegaba a las 5 de la mañana. Llenaba la Van con 100 o 200 cajas y me iba a repartir tostón y plátano por muchos restaurantes de Miami. En algunos me reconocían, en otros no, pero igual el trabajo dignifica y había que hacerlo porque solo tenía dos opciones o quedarme deprimido, encerrado en mi casa por lo que había pasado o seguir adelante y ver hacia dónde iba, marcándome el rumbo. Era quedarme deprimido o salir adelante”, dice, al recordar aquel trabajo en el que duró 10 años.

Actualmente está tratando de introducir, por su cuenta, una marca de ceviches congelados ecuatorianos, con la que busca posicionar la identidad gastronómica de Ecuador en Estados Unidos. “Aquí la gente cree que solo existe el ceviche peruano. Pero el nuestro también merece estar en alto”, dice.

Si tiene que rescatar algo de su época de fama y fortuna, se queda con las entrevistas que nutrían a las personas, con la televisión que enseñaba. “No con la farándula vacía”, asegura quien nació en Uruguay, pero desde pequeño migró junto a su hermana y a su mamá a Ecuador, país que le dio la nacionalidad.

Por ahora, dedica su tiempo a una causa que lo llena de sentido: colabora con la fundación AFE (Amor, Fe y Esperanza), que brinda alimentos diariamente a más de 300 familias necesitadas en el área de Doral, en Miami.

Recuerdos del calendario Solo para tus ojos

En 1997 lanzó un calendario junto a Roberto Begué llamado ‘Solo para tus ojos’, trabajo que dio mucho qué hablar, que dice atesorar y del cual guarda varios ejemplares.

“Con Roberto tomamos una decisión y lo hicimos. Y ojo, no nos hicimos millonarios, pero causó una buena impresión. Estuvo muy bien hecho y no fueron desnudos ni nada”, comenta.

Los mensajes de 'Su batalla diaria'

En febrero de este año abrió en Instagram, la cuenta llamada Mi batalla diaria, un espacio en el que comparte algo de sus vivencias y a través de la cual interactúa por medio de mensaje con muchas personas. “Aquí nos podamos apoyar aunque sea mediante el diálogo y la conversación porque la gente se queda muy callada y sufre en silencio, se ahogan en sus penas sin darse cuenta que a muchos les pasó lo mismo y que van intentando salir. Podemos escuchar y aprender a buscar salidas positivas”, asegura Angelelli.

Dentro de los comentarios ha tenido que soportar el ‘hate’ de la gente que lo señala por el caso judicial que se hizo mediático y a los que se enfrenta explicándoles lo que pasó. Con varios de ellos mantiene actualmente una relación cordial.

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