Los delincuentes que acabaron con la vida de una pareja de adolescentes no solo actuaron con extrema brutalidad, asesinándolos a pistola y fusil, sino que, de manera desalmada, alumbraron y grabaron el acto violento con sus propios celulares.

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El hecho ocurrió a las 21:45 del lunes 13 de octubre, en el bloque 8 de El Fortín, sector del distrito Nueva Prosperina, una de las zonas con mayor índice de muertes violentas de la Zona 8, que comprende los cantones de Guayaquil, Durán y Samborondón, y una de las más violentas del país.

Según datos oficiales, en esta jurisdicción, ubicada en el noroeste del Puerto Principal, se registraron 523 crímenes entre el 1 de enero y el 14 de octubre, 245 más que en la misma fecha del año pasado.

Escucharon los disparos

La madre de Jesús, quien había cumplido 17 años el pasado 23 de septiembre, contó que estaba en su casa, ubicada a una cuadra del lugar donde asesinaron al segundo de sus cuatro hijos, cuando escuchó los disparos:

“Mi hijo y su novia, que también tenía 17 años, llevaban tres años de relación. Salía todas las noches a verla a su casa, que queda a una cuadra de la mía”, relató.

El cuñado del fallecido recordó que ese día Jesús estaba nervioso, caminaba alrededor de la casa y no soltaba el celular.

“Escuchamos los tiros y la gente asustada gritaba. La gente corría y decía: ‘es donde Vanessa’. Su cuerpo quedó boca arriba; trató de proteger a su novia, pero los disparos de fusil los alcanzaron a ambos. En el suelo, lo remataron. Él salió a comprar una salchicha y luego se quedó conversando con su enamorada. Las personas que presenciaron el hecho nos contaron que los sicarios grababan y encendieron la linterna de los celulares para alumbrarse”, añadió el familiar.

La adolescente, que también falleció en horas de la madrugada, había cumplido 17 años en julio pasado y cursaba el tercer año de bachillerato en un colegio de Guayaquil.

Según versión policial, vecinos del sector, quienes prefirieron mantener su identidad en reserva por temor a represalias, indicaron que el joven fallecido pertenecería a la banda criminal Los Tiguerones y se dedicaba presuntamente al expendio de drogas.

“El territorio donde ocurrieron los hechos está actualmente en disputa entre distintos grupos criminales, identificados como Águilas, Lobos, Tiguerones y Lagartos, que mantienen conflictos por el control del microtráfico en la zona”, explicó el investigador de la Policía.

En el sitio de la balacera se hallaron 11 vainas percutidas calibre 9 milímetros, 10 vainas percutidas calibre 5,56 y una bala deformada. (AEB)

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