El corazón de Guayaquil volvió a latir en las noches… aunque sea por unas horas. Y más si es viernes. Por segunda semana seguida, la calle Panamá se transformó en una pista de baile donde unas mil personas, de todas las edades, se lanzaron a rumbear para sacudirse el encierro por la inseguridad.

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Érika Ordóñez no paraba de moverse mientras grababa el fiestón con su celular. A su alrededor, la Panamá y la Imbabura estaban a reventar, como en los mejores tiempos de la Zona Rosa.

Todo arrancó el viernes 21, cuando colectivos ciudadanos armaron el evento ‘Baila la Calle’, que reunió a 300 personas y se volvió viral. La movida tuvo el respaldo del alcalde Aquiles Álvarez y, esta vez, el propio Municipio se subió al baile para recuperar el espacio público.

La fiesta se encendió con el árbol navideño instalado en Imbabura y Rocafuerte. Desde ahí, el viernes 28, la música explotó a punta de salsa, cumbia y reguetón.

“Con tantas cosas que pasan, un poco de paz nos hace bien”, dijo Érika, quien se ‘pegó’ el viaje desde el Guasmo Norte. Su nieta jugaba tranquila en el parque entre Imbabura y Manuel de Luzárraga, mientras ella disfrutaba del respiro que la ciudad tanto necesita.

Ricardo Pérez también estaba feliz: “Ha sido una noche maravillosa y, sobre todo, con seguridad. Espero que no sea la última”, comentó cerca de un local que armó su propia fiesta con parlantes en la calle.

Mercedes y Gina Aguirre llegaron desde Durán. “Estos eventos callejeros no se veían, menos en tiempos de tanta inseguridad. La gente anda muy reservada, porque uno nunca sabe quién puede aparecer o qué puede pasar”, contó Gina.

El Cabildo fijó el cierre del ‘bailongo’ a las 22:00, para evitar el descontrol y que las familias también visiten los locales de la Panamá. 

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