Año Nuevo 2026: El error que muchas parejas cometen en su primer encuentro íntimo
Lejos de querer hacer acrobacias en la intimidad y rendir demasiado, los sexólogos aconsejan ‘inaugurar’ el 2026 con una reconexión de pareja

Expertos aconsejan que, tras Año Nuevo, las parejas prioricen la conexión antes que el rendimiento.
El brindis se acaba, los abrazos familiares se disuelven y la casa queda en silencio. El 1 de enero comienza con la sensación de atravesar un umbral, al cerrarse un año y abrirse otro. En ese silencio, la intimidad descubre su propio inicio.
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Pero lejos de la idea de que el primer ‘cuerpeo’ del año debe ser explosivo o perfecto, especialistas coinciden en algo más sencillo y, quizás por eso, más poderoso: empezar desde la presencia, la conexión y el cuerpo sentido.
“Es más simbólico que otra cosa”, explica la sexóloga Gabriela Quiroga, al hablar de la carga que muchas personas le ponen al primer encuentro íntimo del año. “Se cruza la idea de inicio, de renovación, de cierre de etapas, pero también la dimensión vincular, el reencontrarse con el otro”.
¿Mejor esperar al primer fin de semana de enero?
Después de cenas pesadas, alcohol y horas de celebración, no siempre el cuerpo acompaña. “Muchas veces no se está anímicamente disponible para una vinculación sexual placentera”, comenta Quiroga. Por eso, plantea que el primer fin de semana del año puede ser una mejor oportunidad, sobre todo si hay algo de intención detrás.
“No tiene que ser rígido, pero sí dedicarle tiempo, como a las cosas que importan”, señala. Desde una escapada corta hasta un cambio de espacio (incluso un ‘motelazo’), hay muchas maneras de encender la chispa para salir del ‘piloto automático’.

Cambiar la rutina para este nuevo año, con masajes eróticos previos por ejemplo, puede fortalecer el ‘cuerpeo’.
Y si el acto surge la misma madrugada del 1, los detalles importan, por ejemplo “música suave, luces tenues, encender velas… Aunque suene a cliché, aporta calidez”. Y esa calidez, añade, ayuda a que la pareja se sienta más segura y conectada.
Y cuando el cansancio pesa, la propuesta es bajar la expectativa. Recomienda no buscar intensidad, sino ternura y calor corporal a través de masajes y caricias. “La intimidad no siempre tiene que pasar por la genitalidad”.
Menos rendimiento íntimo, más conexión
El sexólogo Edison Pazmiño amplía la mirada, al indicar que la vida sexual no empieza en la cama. “Una vida sexual sana comienza fuera, con conversaciones honestas, sin juicios”, afirma. En contextos de estrés económico, inseguridad y preocupaciones cotidianas, el deseo suele resentirse.
“No normalicemos el silencio ni la insatisfacción sexual”, advierte. Dormir mal, comer en exceso o abusar del alcohol son factores que también pasan factura en los primeros días de enero, afectando la erección, la lubricación y el deseo. Por eso insiste en lo básico: descanso, buena alimentación, actividad física y chequeos médicos.
Pero sobre todo, romper la rutina. “Cambiar escenarios, horarios, roles. Planificar citas. Salir de la monotonía de forma consciente”, sugiere.
Sin exageradas posiciones íntimas
Cuando se habla de posiciones nuevas para el 2026, ambos especialistas concuerdan en que no se trata de inventar acrobacias ni de perseguir un rendimiento extremo.
Quiroga propone una postura donde el foco no esté en la técnica, sino en sentir. “Abrazarse, percibir la piel, el calor, las caricias. No centrarse solo en la genitalidad”. Para Pazmiño, lo nuevo está en “cambiar los ritmos y las velocidades”. Por eso recomienda no buscar rapidez, “sino conexión”.

En esta ocasión, la cercanía física importa más que la penetración, señalan expertos.
Para la coach en sexualidad Marianela Morales, uno de los errores más comunes al iniciar el año es convertir el sexo en una meta obligatoria. “La intimidad es un espacio de libertad compartida, no de exigencia”, recalca.
Por eso, cuando se quiere proponer algo distinto (una postura nueva, un ritmo diferente o simplemente otro modo de encontrarse), sugiere hacerlo lejos de la cama. “Es mejor hablarlo en un clima relajado, sin presión”.
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En lugar de plantearlo como una orden o una expectativa, Morales recomienda usar un lenguaje más personal y abierto: expresar el deseo propio y abrir la puerta a la respuesta del otro. “Hay que proponer, no exigir. Escuchar sin presionar. Aceptar el ‘no’ sin discusión”, resume.
Esa forma de comunicación, dice, genera seguridad emocional. Y cuando hay seguridad, la curiosidad aparece de manera natural. “La intimidad no se negocia con presión, sino con confianza”.
Morales también pone énfasis en gestos simples que suelen ser pasados por alto, pero que influyen directamente en el disfrute. Dormir bien, hidratarse, cuidar la higiene íntima sin excesos y practicar una respiración consciente ayuda a bajar la ansiedad y a conectar con el cuerpo.
“Un cuerpo agotado disfruta menos”, enfatiza. Por eso, propone rituales previos como duchas tibias, masajes o música tranquila. Pero subraya algo más: hablar de comodidad, consentimiento y ritmo. “Eso crea seguridad y confianza, y desde ahí el placer es mucho más posible”.
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