Viagra no es suficiente: Esto explica un sexólogo sobre la disfunción eréctil
El sexólogo ecuatoriano Germánico Zambrano explica por qué estos fármacos no generan deseo. ¿Qué dicen los estudios en Ecuador?
El viagra puede ser peligroso si no se lo consume con receta médica.
Durante años, la disfunción eréctil se redujo a una palabra incómoda y a una ‘pastilla azul’: el viagra. Pero detrás de ese comprimido hay una historia médica más amplia que obliga a mirar la sexualidad masculina sin mitos.
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Para el psiquiatra y sexólogo Germánico Zambrano, el error más común sigue siendo creer que este fármaco ‘cura’ el problema de la disfunción.
El sildenafil (nombre genérico de esta medicina), marcó un antes y un después al ofrecer una respuesta eficaz a un problema que afecta a millones. Su aporte fue claro: mejorar el flujo sanguíneo cuando existe estimulación sexual.
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Pero Zambrano insiste en un punto clave que suele pasarse por alto: “El medicamento no le va a dar deseo a la persona”, ni resuelve conflictos emocionales por sí solos. “No es que el medicamento haga todo; si la persona está ansiosa o angustiada, no va a responder por muy buena que sea la sustancia”, señala.
Los datos en Ecuador respaldan esa mirada integral. Un estudio realizado en el Hospital Naval de Guayaquil y publicado en 2008 encontró que cerca del 28 % de los hombres evaluados presentaban disfunción eréctil, asociada no solo a la edad, sino también a factores socioeconómicos y enfermedades crónicas.
El viagra no ayuda a tener mayor deseo sexual.
Años más tarde, una investigación desarrollada en el Hospital Básico Natalia Huerta de Niemes, en Manabí (2023), reveló que más de la mitad de los pacientes atendidos presentaban algún grado de disfunción, con vínculos claros con hipertensión, diabetes y síntomas depresivos.
“Muchas veces la disfunción eréctil es una señal de alerta (...) No es solo un problema sexual; puede estar hablando de arteriosclerosis, de hipertensión, de diabetes o del daño que han producido años de tabaquismo”, sostiene el sexólogo.
El tadalafil, aún más ‘potencia’
En ese escenario aparece el tadalafil (Cialis), una molécula que, según el especialista, introdujo un cambio clave en la forma de vivir el tratamiento. “La gran diferencia es el tiempo de acción”, explica.
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Mientras otros fármacos actúan durante pocas horas, el tadalafil puede mantenerse activo hasta 36 horas, lo que reduce la presión del reloj y la ansiedad asociada al rendimiento. “Eso hace que el grado de cumplimiento sea mayor y que haya menos abandonos del tratamiento”.
Pero Zambrano insiste en que este tipo de fármacos no sustituyen el trabajo emocional. “Hay pseudo-fracasos”, dice. “Personas que se toman una o dos pastillas y no responden porque están tan nerviosas, tan pendientes de si va a funcionar, que se bloquean por completo”.
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En consulta, explica, es frecuente encontrar hombres atrapados en ese círculo de tensión. Por eso insiste en un abordaje progresivo: reducir la exigencia, trabajar la ansiedad, incluir a la pareja y, cuando es necesario, recurrir a terapia sexual.
El uso de medicamentos como Viagra o Cialis puede ser peligroso si se combinan con nitratos o si existen problemas cardíacos no evaluados; por eso, nunca deben tomarse sin consulta médica.