A las 5 de la tarde del último Viernes Negro, Eliud Gutiérrez, dueño del sex shop Hot Fantasy (@oficial_hotfantasy), miraba sus estantes vacíos con sorpresa. No le quedaba nada… al menos no del producto que él mismo había anunciado como la estrella del día. Y vaya que lo fue: no arrasaron la lencería ni los vibradores, sino los masturbadores masculinos automáticos.

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“Esos juguetes se mueven bastante, en realidad todo se vende, pero estos… estos ‘vuelan’”, cuenta Eliud.

Hasta hace pocos años predominaban los modelos manuales, como los huevitos vibradores o las envolturas texturizadas, pero actualmente lo que marca tendencia son los automáticos, artefactos recargables que vibran, se ajustan, succionan o imitan movimientos.

Los precios pueden llegar hasta 200 dólares y, aun así, siguen siendo el producto para público masculino más vendido en su tienda. La gente los compra sin reparo, sin vergüenza y con una naturalidad que sorprende, asegura.

El mercado ecuatoriano de los sex shop

Aunque muchos imaginan que el comprador típico es un hombre ‘guacharito’, Eliud desmiente el mito de inmediato: “Han venido parejas… varias. A veces la mujer está cansada. No siempre tiene ganas. Entonces usan el masturbador para ayudar y que él se calme un poquito”, revela.

La tienda física es, por ahora, donde se cierran más ventas: los clientes prefieren ver el producto antes de gastar tanto. Sobre la edad de los compradores, Eliud lo tiene claro: “La mayoría son hombres de 30 a 35 años”, aunque también diceque llegan mayores y jóvenes curiosos.

Si algo ha sorprendido al propietario de este establecimiento es la libertad con la que algunos clientes expresan su gratitud. “Nos mandan videos usándolos. No sé por qué, pero llegan: ‘mira, excelente producto’… y envían el video explícito”, narra.

Ese curioso proceso que a cualquiera podría intimidar, para Eliud es parte del ‘camello’. Es más, hasta les pregunta si puede usar el material para mostrárselo a otros clientes y animarlos a comprar. “Ellos mismos hacen la publicidad”.

Gutiérrez comenta que lo que hace apenas cinco años era una categoría tímida, hoy se ha convertido en un segmento sólido dentro del mercado para adultos en Ecuador. “Es una herramienta que usan solteros, parejas… cualquiera. Al final del día, se trata de bienestar”, señala.

Masturbadores masculinos: Discretos y duraderos

A simple vista, uno de los modelos parece una linterna robusta: mismo tamaño, misma forma. Por fuera es puro plástico con botones discretos; por dentro no ilumina nada, pero ahí es donde ocurre la ‘magia’.

En el interior hay un cilindro de silicona ultrasuave, tan blanda que no roza ni incomoda. Las paredes están llenas de finas ‘estrías’, relieves y texturas diseñadas para estimular. “El uso continuo dura hasta dos horas -explica-, aunque quién va a usar esto dos horas, ¿no?”, bromea Eliud.

Se carga como un celular y algunos variantes, incluso, se pegan a la pared para liberar manos. Otros succionan. Y están los más avanzados: los que se conectan al teléfono, porque, de hecho, hay un masturbador que se sincroniza con videos porno.

“Aquel es un aparato de 199 dólares que funciona con una app. La pareja puede regular la intensidad desde su celular. Hay videos pornográficos específicos sincronizados con el aparato. Cada movimiento de los actores se replica en tiempo real. Si en la escena hay un ritmo suave, el juguete lo imita; si hay un movimiento brusco, el dispositivo responde igual”, explica.

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