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Las endorfinas se concentran en las zonas de mayor sudoración, axilas y genitales, por eso atraen tanto.INTERNET

Así reacciona tu cuerpo después del gym y por qué aumenta el deseo íntimo

Estudio revela que la transpiración fresca contiene señales químicas que el cerebro interpreta como atractivas, influyendo en la excitación.

En los vestuarios del gimnasio no hay solo vapor, toallas y olor a desinfectante: también hay miradas que se alargan más de la cuenta, sonrisas que prenden chispas y ese calor que no se enfría ni cuando las pesas ya descansan en su sitio. Para el sexólogo Edison Pazmiño, esto no es ficción de película: es pura biología en movimiento.

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“Cuando haces ejercicio no solo trabajan los músculos; todo tu cuerpo se enciende, incluido el cerebro”, resume. Esa activación, explica, dispara la circulación, eleva hormonas y libera neurotransmisores que están íntimamente ligados al deseo sexual. El gimnasio, más que un templo del esfuerzo, puede convertirse en un escenario inesperado para la química del coqueteo.

Endorfinas: El sudor oloroso que puede atraer

Uno de los puntos más curiosos que destaca Pazmiño es la relación entre el sudor y la atracción. Y no, no se refiere al sudor fuerte después de tres días sin baño, sino al sudor fresco, el que aparece en plena rutina de ejercicios. Habla de las hormonas endorfinas. “Esas no tienen olor, pero tu nariz sí las capta”, dice.

Y esa señal viaja directo al cerebro, donde se traduce como algo placentero, sexy o simplemente llamativo.

La ciencia respalda esta idea. Un estudio de la Universidad de California publicado en Psychological Science en 2007 demostró que el sudor fresco de los hombres aumentaba el nivel de excitación en mujeres que lo olían.

Hacer ejercicio es beneficioso para aumentar la potencia sexual.Tomado de shutterstock

El trabajo señalaba no solo la presencia de compuestos relacionados con el estado de ánimo, sino también la influencia directa en regiones cerebrales vinculadas al deseo.

“A veces dices: no es tan guapo, pero algo tiene. Ese ‘algo’ suele ser la química corporal trabajando”, ejemplifica el experto.

Pero no todo es olfato. El aspecto físico y la sensación de logro también influyen. Tras uno o dos meses de entrenamiento, el cuerpo cambia, y quienes están alrededor lo notan. “Ahí ya entra lo visual”, explica el sexólogo.

“Empiezas a ver curvas, definición muscular… y eso atrae muchísimo. Incluso alguien que no es tan agraciado de rostro puede volverse muy atractivo por disciplina, constancia y forma física”, considera. A eso se suma que la autoestima sube, la seguridad se dispara y la percepción de uno mismo mejora.

Mitos del sexo y los ejercicios

Hay quienes dicen que el mejor sexo ocurre minutos después de entrenar. Y según Pazmiño, no están equivocados. “El cuerpo está caliente, literalmente. Hay más sangre circulando, más testosterona en los hombres y mejor lubricación en las mujeres”, señala.

Y luego está el fenómeno del coregasmo, un clímax que algunas personas -sobre todo mujeres- experimentan mientras hacen ejercicio. “Es un placer personal que surge durante ciertos movimientos de fuerza o de core”, explica el especialista. Es tan conocido que ya tiene estudios propios publicados en revistas de sexualidad y salud física.

Este tipo de experiencias, dice, pueden convertir el ejercicio en un estímulo directo hacia el deseo.

¿Qué pasa cuando haces ejercicio y tienes relaciones sexuales?

  • Mejora la respuesta sexual: El ejercicio regular favorece la circulación y el funcionamiento hormonal, lo que ayuda a disminuir problemas como la disfunción eréctil en los hombres y la falta de lubricación en las mujeres.
  • Aumenta el deseo sexual: Mover el cuerpo eleva la producción de hormonas clave como la testosterona, fundamental para el deseo sexual en ambos géneros.
  • Cuerpo estable: En personas de 45 o 50 años en adelante, el ejercicio puede aliviar síntomas propios de la menopausia, desde los cambios de humor hasta la disminución del deseo. En el caso de los hombres, ayuda a prevenir la llamada ‘andropausia’, manteniendo niveles hormonales más estables.

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