De Stalin a Putin: la herencia del kompromat

El origen del kompromat se remonta a la década de 1930, bajo la policía secreta de Joseph Stalin. Sin embargo, uno de los casos más notorios ocurrió en 1999, cuando Putin —entonces jefe del Servicio Federal de Seguridad (FSB)— utilizó una cinta sexual para favorecer al presidente Boris Yeltsin.

El fiscal general Yuri Skuratov investigaba a Yeltsin y a sus aliados oligarcas por corrupción. Pero su trabajo se detuvo abruptamente cuando se difundió un video, titulado Tres en una cama, que mostraba a un hombre con dos mujeres, supuestamente Skuratov.

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El clip fue transmitido por la televisión estatal, y al día siguiente Putin confirmó públicamente la identidad del protagonista.

Según el libro El pueblo de Putin, el exoligarca Sergei Pugachev recordó: “Putin hablaba con mucha frialdad. Parecía un héroe en la televisión. Pensé: ‘Tiene buena pinta... Lo haremos presidente’”.

Pocos meses después, Yeltsin lo nombró primer ministro. Al comenzar el nuevo milenio, Putin asumió la presidencia.

“Fue lo que los rusos llaman relaciones públicas negras”, señaló Harrison, quien agregó que el Kremlin ha usado este tipo de campañas para “denigrar y socavar” a la oposición.

El kompromat, herramienta de control y propaganda

“Putin disfruta de las buenas y antiguas técnicas de inteligencia, y por lo tanto disfrutará del uso del kompromat como una forma de control”, afirmó Ingram. “Es un procedimiento estándar desde la perspectiva de la inteligencia humana.”

Glees, por su parte, advirtió que esta práctica “desacredita a los políticos y al proceso democrático en general, mostrándolos como corruptos”. Según él, “el sexo, ante todo, y el dinero: esas son las cosas que Putin ha utilizado para tener poder sobre la gente”.

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Con el tiempo, el kompromat se convirtió en el “pan de cada día” del Kremlin. En 2010, se reveló que una modelo llamada Mumu sedujo a figuras de la oposición y periodistas, cuyas grabaciones íntimas luego fueron difundidas en internet.

En 2016, la televisión estatal transmitió imágenes del líder opositor y ex primer ministro Mijaíl Kasyanov con su asistente personal. El escándalo paralizó su campaña política cinco meses antes de las elecciones parlamentarias.

“Si identificas a las personas que están en ascenso, entonces puedes desactivarlas y deshacerte de ellas sin tener que matarlas necesariamente”, explicó Glees.

Alcance internacional

Las tácticas del kompromat también han trascendido las fronteras rusas. En Turquía, la oposición acusó al Kremlin de interferir en las elecciones de 2023 mediante deepfakes y la difusión de un supuesto video sexual del candidato presidencial Muharrem İnce.

En 2009, un diplomático británico en Ekaterimburgo renunció tras la publicación de imágenes que lo mostraban con dos prostitutas.

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“Los puntos fuertes del kompromat son aquellos en los que se instala deliberadamente a la gente”, explicó Ingram. “Cuando personas incluidas en la lista de objetivos visitan Rusia… no es raro que las habitaciones de hotel estén intervenidas con cámaras de video y dispositivos de grabación de audio”.

Una práctica de largo aliento

Según Harrison, Putin ya estaba familiarizado con estas operaciones desde su paso por la Alemania del Este como agente de la KGB. Con el colapso de la Unión Soviética, el kompromat pasó de ser un instrumento secreto de chantaje a una herramienta pública de humillación.

“El kompromat soviético era más reservado... Las élites utilizaban información sucia para chantajear y promover a las figuras de influencia”, dijo. “La gente era promovida a pesar de que habían manchado sus cuadernos... porque eso significaba que se les podía garantizar lealtad.”

Tras 1991, “el secretismo se vino abajo” y el kompromat adoptó una nueva función: la exposición mediática. “Cada vez que se publica un vídeo sexual, alguien es procesado por evasión fiscal... también es una advertencia para todos en el círculo de Putin: esto les puede pasar a ustedes.”

Harrison advirtió que el kompromat “seguirá siendo uno de los mecanismos fundamentales durante mucho tiempo”, mientras Glees concluyó que, a medida que Putin mantiene su control político, “tiene una serie de palancas que explotar para deshacerse de oponentes potenciales”.

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