El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, instó el jueves 27 de noviembre a las Fuerzas Armadas a permanecer en “alerta permanente” para salvaguardar la soberanía nacional. Durante su discurso, subrayó que Venezuela está preparada para prevalecer, incluso en un escenario que caracterizó como una “república en armas”. 

“Si la historia exigiera que esta patria se declare una república en armas, sé que nuestro destino será la victoria”, expresó.

Este mensaje, con un tono marcadamente militarista, fue emitido en el marco del 105 aniversario de la Aviación Militar Bolivariana, transmitido por el canal estatal VTV. Sus declaraciones se producen en un contexto de crecientes tensiones con Estados Unidos, un aumento en el aislamiento diplomático y la crisis de conectividad aérea que enfrenta el país.

Maduro acusó a Estados Unidos de emplear la lucha antidrogas como pretexto para atacar a su gobierno y cuestionar su permanencia en el poder. Aseguró que “jamás nada ha quebrado la voluntad de Venezuela, ni el bloqueo, ni las sanciones ni esta guerra psicológica”.

Radicalización venezolana

En las últimas semanas, el régimen ha aumentado la presencia de milicias civiles y ha reforzado su discurso de “unión popular-militar-policial”, manteniendo su narrativa de resistencia frente a las supuestas “fuerzas imperialistas” que intentan desestabilizarlo.

La radicalización del Gobierno venezolano ocurre en un contexto de mayor aislamiento internacional, intensificado por la revocación de concesiones a diversas aerolíneas europeas y latinoamericanas. El INAC decidió suspender las operaciones de Iberia, TAP Portugal, Turkish Airlines, Avianca, Latam Colombia y Gol, acusándolas de participar en “acciones de terrorismo de Estado” tras la cancelación de sus vuelos.

Las aerolíneas habían detenido sus rutas después de que la FAA de Estados Unidos emitiera una alerta, recomendando extremar precauciones en el espacio aéreo venezolano ante un posible aumento de la tensión militar.

Ante esta situación, la IATA solicitó al régimen que revirtiera la medida y restaurara la conectividad aérea, recordando que las compañías actuaron en pro de la seguridad de pasajeros y tripulaciones. 

En respuesta, el Gobierno venezolano emitió un ultimátum de 48 horas para que las aerolíneas reanudaran sus operaciones. Este plazo expiró sin que ninguna compañía regresara, lo que agravó el aislamiento aéreo del país y complicó la movilidad de ciudadanos y extranjeros.

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