Donald Trump ha retomado la idea de ofrecer alivio económico a los ciudadanos estadounidenses mediante cheques de reembolso financiados con los ingresos que su administración ha recaudado a través de los aranceles.

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La propuesta apunta a entregar un monto aproximado de $ 2.000 por persona, excluyendo a los hogares de altos ingresos, como un intento de aumentar la capacidad de consumo sin recurrir a fondos públicos adicionales.

Trump ha defendido esta medida en redes sociales, argumentando que los aranceles recaudados del comercio internacional podrían generar un dividendo directo para la población. Su propuesta recuerda a los cheques de estímulo enviados durante la pandemia, pero con la diferencia de que esta vez los fondos provendrían de los aranceles históricos sobre productos extranjeros.

Los desafíos de la propuesta

Aunque la idea es popular entre algunos sectores, la implementación presenta varias complicaciones. Por ejemplo, los asesores económicos del Gobierno han mostrado escepticismo sobre si los cheques de reembolso se podrían distribuir de manera eficiente y si los ingresos actuales serían suficientes. Estimaciones preliminares sugieren que entregar US$ 2.000 a millones de estadounidenses superaría los ingresos recaudados por los aranceles, lo que plantea dudas sobre la viabilidad del plan.

Además, el uso de los aranceles como fuente de fondos podría enfrentar obstáculos legales. La Corte Suprema ha cuestionado previamente el uso de poderes ejecutivos para imponer ciertos aranceles, lo que podría implicar la devolución de parte de esos ingresos a las empresas y reducir los fondos disponibles para los cheques. Por otro lado, la aprobación de este tipo de pagos dependería del Congreso, que controla el presupuesto federal y debe autorizar cualquier distribución de estímulo.

Impacto económico y político

El plan de Trump busca inyectar dinero directo a los consumidores, pero el aumento súbito del gasto podría intensificar la inflación, lo que a su vez obligaría a la Reserva Federal a ajustar las tasas de interés, encareciendo los préstamos y afectando a los hogares. Esto convierte la propuesta en un tema delicado políticamente, ya que podría dividir incluso a los partidarios conservadores que priorizan la disciplina fiscal.

El presidente también ha señalado que cualquier excedente de los ingresos por aranceles podría usarse para reducir la deuda nacional, cercana a los US$ 40 billones. Sin embargo, las cifras muestran que los ingresos actuales difícilmente cubrirían el costo total de los pagos proyectados, lo que añade incertidumbre sobre la factibilidad del plan.

Plazos y logística de entrega

Incluso si la propuesta fuera aprobada, la entrega de los cheques no sería inmediata. Experiencias previas durante la pandemia mostraron que los depósitos directos podían tardar alrededor de una semana, mientras que los cheques en papel podían demorar hasta 20 semanas.

Esto significa que la implementación a gran escala de los cheques de reembolso por aranceles podría tardar meses, dependiendo de la eficiencia administrativa y del proceso de validación de los beneficiarios.

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