Opinión
Cartas al director
La invitada del día
Día de la Madre
Por: Silvia Buendía - @silvitabuendia
La familia, según el esquema capitalista y patriarcal, está compuesta por una madre que es pasiva, que es puro corazón e intuición, y por un padre que es cerebral, que provee, que decide, que protege. Esta concepción de familia es, ha sido y sigue siendo una fuente primaria de inequidad de género. A pesar de que en el mundo hay sitios en donde las mujeres todavía siguen viviendo enorme discrimen, en general, la mujer ha ido conquistando su derecho a estudiar, trabajar, controlar su natalidad, ser independiente. Hoy la mujer heterosexual necesita menos de un proveedor-protector que piense por ella y más de un compañero con quien compartir, entre otras cosas, la crianza de los hijos si decide tenerlos.
Los tiempos que vivimos hacen necesario replantearnos el tradicional rol de la madre. La maternidad debe verse como una elección posible, entre otras muchas, y no como un destino ineludible. Solo así podremos conseguir, no solo una igualdad real entre géneros, sino también el que las mujeres vivamos nuestra maternidad con alegría y plenitud. Lejos de esa sufrida abnegación que a las madres nos posterga como personas.
Basta ya de aseveraciones cursis como que la maternidad es la esencia de la identidad femenina o la meta fundamental en la vida de toda mujer. Ni la sociedad, ni la iglesia, ni la tradición, pueden seguir endilgándonos a las mujeres un rol anacrónico en nombre de la ciencia o de un supuesto plan divino. Una cosa es un rasgo biológico y otra bien jodidamente distinta es querer mantener cadenas que no corresponden al paso de los tiempos y, peor aún, mantenerlas como verdades morales.