Opinión
Cartas al director
La invitada del día
Un hogar para los damnificados
Por la Dra. Katia Murrieta
Después de la terrible devastación que dejó el último terremoto debemos reconstruir desde lo síquico hasta lo material. La secuela de dolor y tristeza solo halla un tibio bálsamo en el lento caminar del tiempo, mientras corre a la par la lucha por la sobrevivencia. La temporalidad y condiciones de los albergues construidos al efecto no permiten retomar la ruta de la existencia hacia la normalidad. Se requiere un lugar permanente donde la familia se asiente, con ánimo de pertenencia y afán de desarrollarse a través del trabajo productivo, en un lugar privado y seguro. Así, se habrá dado el primer paso para continuar viviendo.
Por ello, es importante determinar cuál de las opciones es la más accesible, para los más pobres, por costo y rapidez en la construcción. A nuestro criterio, las que reúnen estos requisitos son las casas que fabrica Hogar de Cristo, en su cruzada humanitaria que busca solucionar el problema de vivienda de primera mano. Solo se tarda 6 horas en armarlas, son las más baratas y su durabilidad depende del cuidado que se les dé, pudiendo sobrepasar los 200 años. La caña guadua es fuerte como el acero y resiste el embate destructor de los seísmos.
Los municipios debieran ofrecer los terrenos a fin de que los donantes, que desean contribuir con los damnificados, puedan proporcionarles un hogar desde donde despeguen nuevamente sus vidas.