Opinión
El mundo es todo amor
Como médico he podido observar que en la vida, el amor se traduce en muchas cosas comunes en el ser humano como es el amor casi infinito de la madre por su hijo. Y cómo al hijo le halaga que su madre le ofrece sus senos para llenarse de vida con el maná blanquecino de la leche. Y cómo instintivamente la busca y la madre se solaza en el mayor gesto de amor.
Amar es el tiempo que dedican los padres al niño en su camino por la niñez cogiéndolo del brazo, para que aprenda a caminar. Luego le enseñará a hablar, porque el amor se perfecciona en el enseñar a vivir y en el enseñar a pensar.
Amar es el apego de un hombre por una mujer, por un amigo. Es ese insomnio del adolescente que no duerme pensando en su pareja. Es ese beso robado. Es ese temblar nervioso ante la cercanía de un beso. Es ese temor a ofender al ser que se quiere amar.
Amar es tener conciencia de que el mundo es uno solo y que todos tenemos el mismo principio y fin. Es entender a los padres cuando están ancianos convertidos en niño. Ayer una abuelita que tiene demencia senil, en su lucidez le decía a su hija que la regañaba: “Acuérdate cuando tus llantos y tus rabietas eran mi despertar y mi alegría”. Nada en la vida da mayores satisfacciones que el amar y ser amado. Es lo único que se lleva en el alma y que ni la muerte lo podrá sustraer.