Columnas: Ahora abundan los delincuentes sin castigo

Resulta increíblemente injusto que un delincuente que ha cometido el más execrable de los delitos, después de determinado tiempo y debido a no ser ejecutoriada su condena deja de ser culpable y sale en libertad, como si nada hubiera hecho, por disposición misma de la propia ley.

No es justo que se atente o se asesine a un familiar nuestro a mansalva, siendo este delincuente reconocido y detenido por su acto, pero por la falta de diligencia de los jueces que administran la justicia lo declaran libre de culpa por haber prescrito la causa. ¡Qué coraje me da ver que el asesino o el consumado delincuente tiene mayores garantías que los ciudadanos honestos!

Prescripción (que proviene del latín praescriptio), de todos modos, es un concepto con diferentes usos de acuerdo al contexto. En materia de Derecho, la prescripción consiste en la formalización de una situación de hecho por el paso del tiempo, lo cual produce la adquisición o la extinción de una obligación.

Esto quiere decir que el derecho a desarrollar una determinada acción puede extinguirse cuando pasa una cierta cantidad de tiempo y se produce la prescripción.

Una causa penal, por citar una posibilidad, puede prescribir sí, por diferentes motivos, el juez no emite el fallo en cuestión en el plazo máximo establecido por la ley.

Y entonces es cuando vienen “los conocidos arreglos” con la autoridad judicial respectiva. ¡Qué cosas!

La ley debe aplicarse severamente para quienes la quebrantan.