La cúrcuma es una planta que se caracteriza por ser de color amarillo o mostaza y tener un sabor específico, que le da otro gusto a las comidas. La cúrcuma sirve para reducir la acidez estomacal. Quienes comen muchas especias picantes saben que traen trastornos en el estómago. La cúrcuma puede ayudarte si has comido algo muy condimentado o frito, pues actúa como un tónico estomacal que estimula las secreciones de jugo gástrico y pancreático, facilitando la digestión. Está aconsejada para quienes padecen dispepsia, digestiones lentas, gastritis crónica o inapetencia. Evita los gases.

La cúrcuma es buena para este problema, y ayuda a expulsar los gases. También sirve para aliviar cólicos, gracias a sus componentes como el eugenol. Esta especia es buena para quienes padecen de atonía estomacal, flatulencia y dispepsia ácida y tiene múltiples beneficios para el hígado.

La cúrcuma es protectora del hígado y tónico para la vesícula biliar. Ayuda a eliminar las piedras biliares, tiene efecto antiinflamatorio, permite el drenaje del hígado y el vaciado de la vesícula. Se recomienda consumir en casos de cirrosis, ictericia, enfermedades hepáticas o trastornos en la vesícula biliar.

Además, permite tratar algunos tipos de cáncer. El rizoma de esta planta contiene 10 componentes anticancerígenos que tienen efectos protectores frente al cáncer de piel, el de mama, el de colon y el de duodeno. Sirve para que el cuerpo resista mejor los efectos de los medicamentos y tratamientos contra el cáncer, como es la quimioterapia. Es un buen remedio para aliviar la artritis. Los pacientes de artritis reumatoide, o con el síndrome del túnel carpiano, que puede aprovechar las propiedades antiinflamatorias de la cúrcuma.