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Opinión
Desde la Redacción: ¡Qué ‘caretuco’!
Hasta en su última intervención como Superintendente de Comunicación, Carlos Ochoa no dejó de denostar a los medios de comunicación que jamás agacharon la cabeza para complacer al correato.
Se fue con más pena que gloria. Hasta en su última intervención como Superintendente de Comunicación, Carlos Ochoa no dejó de denostar a los medios de comunicación que jamás agacharon la cabeza para complacer al correato, que lo nominó ante el Consejo de Participación Ciudadana en 2013. Él, que usó la ley como una herramienta de persecución para acabar con la libertad de prensa en este país, se quejó de que aquí ya no existía el Estado de Derecho, insistiendo en que se iba, pero bajo protesta. Se necesita ser bien caretuco para decir que ha violentado su derecho a la defensa, cuando en su administración, nosotros, los periodistas, íbamos a la Supercom previamente condenados por el tribunal de la inquisición que solo se limitaba a oír nuestros alegatos como un mero trámite burocrático. Él, que jamás asistió a ninguna audiencia para escuchar a las partes y que violentó la norma jurídica cuando esta se interpuso en su camino, ahora culpa al Consejo transitorio de no cumplir con el debido proceso y de extralimitarse en sus funciones. Si tuviéramos una justicia independiente, Ochoa debió haberse ido hace tiempo por abuso de poder, por violar la seguridad jurídica y el derecho a la defensa. También acusó a EXTRA de manipulación de imágenes, cuando jamás lo probó, y lo sancionó en base a hechos que no están tipificados en la Ley Orgánica de Comunicación. Así fueron los cuatro años y medio de Ochoa al frente de este nefasto tribunal. Ahora él está llamado a responder por todas sus acciones, porque no se puede ir a su casa así, como si nada.