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Opinión
Dios es amor y libertad
Dios nos dio todo a su imagen y semejanza. ¿O acaso tú pusiste algo cuando tú viniste? ¿Acaso no estuvo el amor a través de las caricias de tu madre? ¿Acaso el maná blanco de los senos no te llenó de vigor? ¿No notaste que el aire ya estuvo allí para expandirte los pulmones y permitirte el primer llanto, la primera sonrisa? ¿Acaso alguien te enseñó que había que moverse para alcanzar el alimento? ¿Quién te enseñó?. Los ateos dirán que el instinto; los agnósticos y los escépticos dirán que eso es así y nada más.
¿Acaso tú pintaste las flores, el sol, la luna, las estrellas? Y la Pacha Mama ¿quién le dijo que su función era la de producir frutos para que alimente a los hombres? ¿Acaso tú multiplicaste por centenares los huevos a los peces y le diste el poder inmortal al agua para que se desplace de las nubes a las montañas y, en tenue paso, vivifique montes y montañas?
¿Acaso tú hiciste el alma inmortal, como ese mismo Dios que te formó?
¡Explícame!
Eso en la parte que ves y entiendes. Y ¿en lo que no entiendes? ¿Cómo ese Dios que todo lo ha dado viene a la Tierra y lo recibimos de la peor manera? Y en gratificación a su amor, a su bondad a su generosidad le respondimos con crucifixión y muerte. Y ese Dios libre como el viento se libera, y nos perdona; nos lleva a la reflexión y nos dice que no hay mejor camino que andar recto.
Todo está allí. Hay que descubrirlo a través del estudio, el trabajo, el amor y la oración. Solo así alguna vez nos fundiremos con él y nos regocijaremos en la ambrosía del bien.