Opinión
La delincuencia baja, pero solo en números
Las estadísticas afirman que el índice delincuencial ha disminuido en el país y, especialmente, en Guayaquil. Sin embargo, todos los días los medios de comunicación informan que los delitos de todo tipo causan serio peligro y malestar en las calles, principalmente, en sus sectores populares.
A tanto ha llegado el problema delictivo en esta ciudad que el Municipio, alarmado por su crecimiento, clama por mayor seguridad. Y es deber del poder central proveer lo indispensable para reducir al mínimo la delincuencia.
En algunos barrios se nota un incremento espeluznante de los delitos de sangre, del narcotráfico, de los asaltos y robos a los domicilios, y por ello se exige al Gobierno una atención más eficaz para la seguridad pública.
Es indispensable la creación de una central única de los agentes que tienen que ver de alguna manera con la seguridad ciudadana.
Guayaquil es una urbe de gran densidad poblacional. Aquí residen ciudadanos ecuatorianos de todas las latitudes de la patria y también un significativo número de extranjeros, y esta población tan múltiple requiere que se protejan sus vidas y sus bienes, lo cual es deber esencial del poder central, pues si no lo cumple estaría fallando a sus deberes.