Exclusivo
Opinión
Dragando al “manso”
Por Óscar Ugarte
Los jóvenes serranos llaman al río Guayas “El manso”, y los expertos vaticinan que si no se lo draga ahora, dejará de ser “manso” e inundará: La Puntilla, las riberas del Puerto Santa Ana hasta los Guasmos. Pese a que Guayaquil se fundó aquí por el río pero, la ciudad por su desarrollismo antiecológico y avaro, le ha dado las espaldas al río y hasta le ha negado su vista con un malecón lleno de cemento; también rellenó el estero Salado por plata, y gran parte de la urbe tiene un obsoleto sistema de alcantarillado de casi 50 años y los ductos de aguas lluvias cubren menos de la mitad de la ciudad y tienen 70 cm de ancho en lugar de al menos tres metros.
Finalmente, el prefecto Jairala tomó al toro “manso” por sus astas y con un costo de casi 60 millones de dólares se sacarán 4,5 millones de m3 de sedimentos hacia 300 hectáreas en Durán, que servirán para viviendas de interés social. En este problema varias provincias de la Costa y Sierra han puesto su “granito de arena”, esta sedimentación no parará si no se juntan esfuerzos de todos los responsables y afectados de la Cuenca del Guayas, deteniendo la tala de árboles y reforestando las laderas de los ríos que van al Guayas; así poner en marcha un plan de manejo, sino el dragado sería como “tirar la plata al río”. Dragar el Guayas es una decisión histórica que rompe al pensamiento de viejos políticos que con una desidia de 50 años han pensado que los sedimentos y el agua del “manso” Guayas no les dejarían ni plata ni votos.