A nadie sorprende ya que el Ecuador se haya convertido en uno de los países líderes en el contrabando de drogas a nivel mundial. “En la cima del narcotráfico”, tituló ayer este Diario al relatar una serie de eventos que reflejan esa penosa realidad que pone al país en los ojos del mundo de manera negativa.

Hay quienes recuerdan, con pesar, que la existencia de la Base de Manta y la presencia militar estadounidense en tierras ecuatorianas combatiendo el narcotráfico impedía que este tome viada. Pero llegó el ‘correato’ y eso se acabó. Luego vino la historia que todos ya conocen, con la salida de la Base ‘gringa’, la cuestionada tabla de consumo, los jóvenes ‘zombis’ en la calle consumiendo libremente, el crecimiento de grupos delictivos matando gente en la disputa por territorios y, por supuesto, el narcotráfico andando a sus anchas, contaminando puertos y aeropuertos con droga para envíos al exterior.

Ciudades puertos como Guayaquil y Posorja (Guayas), Puerto Bolívar (El Oro), Manta (Manabí) y zonas fronterizas como San Lorenzo (Esmeraldas) están bajo asedio narco. ¿Se debe seguir sacando pecho de que se capturaron tantos kilos o toneladas de droga? ¡No! Mejor sería decir que Ecuador no es más territorio narco. Pero para que eso suceda se necesita decisión y acción. Pero a los gobiernos, los pasados y el actual, les ha faltado pantalones para eso.