Opinión
Ociosidad fomenta la violencia en cárceles
Los centros carcelarios no deberían ser solamente sitios para que quienes cometieron delitos paguen sus culpas, sino que deben convertirse en lugares donde se trata de rehabilitar a los reos. Y para ello es necesario, por supuesto, que estos tengan una actividad a través de la instrucción. En caso contrario la ociosidad, que siempre es “mala consejera”, debe ser eliminada dándole a los reclusos la debida educación para que puedan reincorporarse a la comunidad.
Desgraciadamente en nuestro país, posiblemente por el exceso de población que está detenida y además por políticas oficiales que no orientan la vida carcelaria en esa dirección, producto posiblemente de la eliminación y fusión de ministerios, ha hecho posible que la violencia, que ha dejado muertos y heridos que lamentar en peligrosas reyertas, se entronice en la vida penitenciaria. Y ha permitido que ahora funcionen bandas asesinas.
En un pasado no muy remoto se destinaban instructores para educar al detenido no solo en artesanías, sino también en preparación universitaria, dándose el caso de presos con cualidades artísticas que presentaban exposiciones. Se debe, pues, volver a esa rehabilitación e impedir que las cárceles se conviertan en universidades del crimen.