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Opinión
Editorial: Muñecos de “año viejo”
Hasta hace no mucho tiempo los muñecos que se confeccionaban para quemar el “año viejo” eran solo representando algún hecho o personaje.
Hasta hace no mucho tiempo los muñecos que se confeccionaban para quemar el “año viejo” eran solo representando algún hecho o personaje que, según el criterio popular, merecería ser quemado en la última noche del año. Y junto a los muñecos a quemarse simulaban llorar las viudas, personas disfrazadas con trajes de luto que recababan limosnas para la sepultura del viejo. Esto ocurría durante la noche del 31 de diciembre, en un ambiente festivo.
De un tiempo a esta parte, la confección de muñecos ha llegado a índices tan altos que pueblan muchas y diferentes calles de nuestra ciudad y los temas escogidos son aquellos que de algún modo son de actualidad para los ciudadanos.
Pero muchos se preguntan si esta proliferación de muñecos ha desfigurado el folclor de la quema del año viejo, pues los centenares de muñecos que se confeccionan nada tienen que ver ni con la fecha, ni con el propósito de la quemazón.
Sin embargo cumplen dos finalidades básicas, la una produce un ingreso para atender los ingentes gastos del fin del año; y como segunda consecuencia, estimulan cierta vena artística en personas de clase popular y, además, alegran la celebración de fin de año.