Han transcurrido ya seis meses de vigencia del nuevo gobierno de Lenín Moreno, y en este lapso ha ocurrido un entendimiento entre gobernantes y gobernados, dejando lejos las confrontaciones, las descalificaciones, los insultos, etc., que caracterizaron al régimen anterior.

Desde luego que esta paz no es suficiente para remontar los reiterados y graves problemas de todo orden, especialmente en cuanto a la economía nacional y a los derechos de los ciudadanos que se trata, sin duda, de problemas de actualidad y sumamente delicados, que no han sido afrontados en debida forma. Y son tan graves y requieren de una necesaria dosis de serenidad y de paciencia para tratar de solventarlos.

Pero es bueno que se haya instaurado un lapso de paz y entendimiento porque en ese clima será más fácil encontrar soluciones, contando con la colaboración de cuantos puedan aportar ideas para esa circunstancia.

Por ninguna razón se debe permitir que el clima de paz que ahora se vive sea alterado por la acción de quienes no pueden vivir sin tener en sus manos el poder, todos los poderes, como tienen las dictaduras, aunque se hallen disfrazadas de un ropaje aparentemente democrático.