Opinión
Editorial: Domingo de Ramos
Luego del Sermón de la Montaña y del milagro de la multiplicación de los panes y los peces, Jesús entró triunfal a Jerusalén, mientras el Zanhedrin buscaba su detención y condena.
Jesús se reunió con sus discípulos en lo que se conoce como la Última Cena, y reveló que uno de los presentes lo traicionaría, mientras ya sonaban las 30 monedas que compraron a Judas Iscariote.
Del recibimiento triunfal, Jesús pasó a la noche de Getsemaní, donde el beso traidor de Judas señaló a los sayones a quién debían detener, y comienza el camino de la pasión y muerte de Jesús y su resurrección 3 días después.
La historia de Jesús está llena de lecciones extraordinarias, con milagros y una prédica que lleva ya más de 2 mil años, difundida inicialmente por sus doce apóstoles, especialmente Pedro y Pablo, el primero al cual hizo la piedra de su Iglesia, aunque él lo negó 3 veces antes de que cantara el gallo.
La Iglesia católica hace del Domingo de Ramos una fiesta universal y el júbilo no se ve dañado por la proximidad de la pasión, crucifixión y muerte del Salvador, quizás a sabiendas de su resurrección.