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Opinión

Editorial: Fidel Castro Ruz

La trayectoria del líder cubano puede dividirse en dos etapas.

La trayectoria del líder cubano puede dividirse en dos etapas. La una, la heroica, en la montaña, donde actúa la guerrilla castrista y vence al enorme ejército del dictador Batista. El pueblo cubano, salvo los jenízaros de la dictadura, estaba con Fidel.

La otra, la del sometimiento al imperialismo rojo, divide a los cubanos y a casi al mundo, en dos porciones: la de quienes repudian al marxismo estalinista y la de quienes se suman a sus propósitos. Muchos adversarios van al exilio huyendo de la tiranía bolchevique. Y en el mundo pasa una cosa parecida. Los simpatizantes del bolchevismo, sean o no militares del comunismo, se alinean junto a la Cuba conducida por Fidel.

Pero hubo una tercera posición, aquella que simpatiza con Castro y no le importa su identidad política, simpatía que se desvanece cuando se descubre la instalación, en territorio cubano, a 90 millas de Estados Unidos, de misiles genocidas proporcionados por el estalinismo, lo cual fue frenado por la decisión arriesgada y valiente de Kennedy.

Fidel fue un líder único, que hizo amistad estrecha con personajes de las antípodas, como León Febres-Cordero.