¡Abandonados en el IESS!

Los afiliados al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) parecen estar solos, sin nadie que saque la cara por ellos. El representante de los empleadores tan solo parece una figura decorativa. Ni fu ni fa.

Quien está obligado a velar por ellos no puede seguir actuando como si no necesitara rendir cuentas por sus acciones u omisiones a quienes le designaron para que cumpla con esas funciones, en defensa de los intereses de los afiliados y no del poder político de turno, ni de quienes lo están destruyendo con la corruptela.

Guardar silencio ante las situaciones anómalas que se registran también es una forma de incumplir con sus mandantes, con los que, al aceptar el puesto, adquirió el compromiso de velar por una institución y los recursos económicos que le permitan la atención en salud y una pensión de jubilación digna.

Hay que recordar que el IESS no se mantiene solo, que tampoco es una caja chica del gobierno de turno, sino la entidad que pertenece a sus afiliados y que se nutre con sus aportes mensuales y los que por ley deben hacer los empleadores, entre ellos las instituciones del Estado.

Un delegado no puede caer en la sospecha de estar aliado con los corruptos y tiene que probar de dónde proviene su patrimonio.

¡Es hora de rendir cuentas claras a sus representantes!