Cuando falta menos de dos meses para terminar el 2020, todo hace temer que este será uno de los peores años de la historia contemporánea. Y eso se debe a la pandemia del coronavirus, que se ha reflejado en la grave caída del turismo por todas partes, con la quiebra de miles de hoteles y lugares de atracción en el mundo, además de las empresas de aviación y marítimas, con millones de afectados entre los dueños y socios de las empresas del remo.

Sin duda en casi todos los países se está sufriendo un tremendo decrecimiento financiero. Y llama la atención que en la única nación del mundo que finalizará el año con un incremento de sus ingresos económicos sería China, a pesar de que el tan repudiado virus se originó precisamente ahí a finales de 2019 y hubo, además, contradictorios informes de la prensa de dicho país oriental. Y el número de muertos de este país no ha pasado de los diez mil, mientras en solo dos países del continente americano, Estados Unidos y Brasil, los fallecidos suman centenares de miles. Y algo bastante parecido ocurre en los europeos con los preocupantes rebrotes de las últimas semanas. Y las estrictas restricciones de las autoridades ha dado origen a peligrosos repudios populares que, más bien, agravan un panorama de por sí cuestionado y difícil.