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Opinión
Editorial: A la democracia la cuidamos todos
Porque si de verdad queremos un país justo, el cambio no solo viene de arriba
Meterse con la justicia para hacer política es como jugar con fuego en una gasolinera. Si alguien decide usar su poder para manipular jueces y fiscales, es porque ya cruzó una línea peligrosa, sin importar cuán ‘buena’ parezca la causa que lo justifique.
Por eso es clave tener frenos, gente que le diga al poder: “¡Pilas, así no es!”. Una Asamblea que no sea alfombra, sino fiscalizadora. Líderes que no se hagan los mudos cuando toca alzar la voz. Y medios de comunicación que no se casen con nadie y vayan tras la verdad, cueste lo que cueste. Lamentablemente, en Ecuador, la Asamblea está demostrando que está de adorno y que los opositores brillan por su silencio.
Sin esos contrapesos, la democracia se tambalea. Puede que ahora muchos aplaudan la extradición de un narco porque suena bien en redes sociales y en discursos, pero ¿qué pasa cuando esa misma fuerza se usa para callar al que piensa distinto, al que incomoda?
No esperemos a que ese golpe nos caiga a nosotros para recién abrir los ojos. El momento de reaccionar es ahora. Porque si de verdad queremos un país justo, el cambio no solo viene de arriba. También empieza con una ciudadanía que no traga cuento, que exige, que pregunta, que vota con memoria y conciencia. A la democracia hay que cuidarla entre todos.