Editorial: ¡El embudo de la vía a la costa!

La falta de planificación y el poco interés que existe en ampliar el acceso y salida en la vía a la costa siguen provocando molestias e indignación entre los conductores, que a diario deben usar esta carretera, y en especial entre quienes habitan a lo largo de la misma.

Durante años se viene hablando de lo caótico que resulta circular por esta ruta a determinadas horas. En las mañanas para acceder desde la gran cantidad de urbanizaciones existentes hacia Guayaquil; en las tardes, a partir de las 17:00, con el retorno desde la urbe porteña hacia sus casas. Mucho se ha cuestionado, nada se ha hecho, tan siquiera para tratar de reducir el problema. Y hoy vemos que algo tan sencillo, como el mantenimiento preventivo de un distribuidor de tráfico, hace de esta vía un infierno.

Es cierto también, como han señalado en su momento las autoridades, que gran parte del problema tiene que ver con el crecimiento inusitado de ciudadelas y propuestas habitacionales en ese sector. ¿Pero quién más sino los propios entes encargados de dar permisos de construcción para hacerse responsables de que estos planes vayan acompañados de su respectiva solución vial? Aquí cada uno tiene parte de responsabilidad y quejarse ahora no arregla nada. Sentarse a buscar cómo trabajar en conjunto, sí.