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Opinión
Editorial: La foto con el criminal no basta
La tarea es desmontar por completo las redes criminales y sus tentáculos, desde lo más alto hasta lo más bajo
¿Y después de Fito, qué? Es la pregunta que se hacen los ecuatorianos tras la recaptura del líder de una de las organizaciones criminales más poderosas del país. Lo mínimo que espera la ciudadanía es que, con este golpe, los niveles de violencia empiecen a disminuir. Pero la realidad dista mucho de ese anhelo.
No se puede alcanzar la paz de la noche a la mañana cuando, durante años, las mafias del crimen organizado y el narcotráfico se infiltraron silenciosamente en las instituciones del Estado, con la complicidad de autoridades corruptas. Según expertos en seguridad, el nivel de penetración de estas estructuras es tan profundo que resulta difícil dimensionarlo.
Por eso, la captura de un capo no basta. La tarea es desmontar por completo las redes criminales y sus tentáculos, desde lo más alto hasta lo más bajo. Esta lucha no debe depender únicamente de leyes recién aprobadas, sino del compromiso de las autoridades con el pueblo.
Más allá de posar con criminales como trofeos, las autoridades deben mantenerse firmes y actuar de manera coordinada. La seguridad no es una vitrina para el lucimiento individual. Jueces, fiscales, políticos, policías, militares y ciudadanos tienen que alinearse en un objetivo común: devolverle la tranquilidad a un país que ya no resiste una crisis de inseguridad más.
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