Exclusivo
Opinión
Editorial: ¡No hay ganadores!
Nada volverá a ser igual mientras no se reconozca que el diálogo debe ser la base de cualquier negociación
Ecuador paga caro los días más convulsos del paro. Tres muertos, peleas en las calles, cierres de vías, extorsiones al sector productivo, el secuestro de Imbabura y excesos tanto de manifestantes como de la fuerza pública dejaron una huella que no se mide en cifras. Hablar de ganadores y perdedores sería insensible: el único perdedor es el país.
Más allá de los números, la sociedad quedó herida y dividida. El resentimiento de clases encontró terreno fértil y se reforzó la idea de que tanto el Estado como los movimientos sociales priorizan la confrontación sobre la conversación. Familias, comerciantes y comunidades enteras pagaron el precio de la polarización.
El Ecuador del posparo ya no es el mismo. El movimiento indígena quedó fracturado y el Gobierno, desdibujado, incapaz de sacar réditos claros de la crisis. Nada volverá a ser igual mientras no se reconozca que el diálogo debe ser la base de cualquier negociación.
La única salida posible es la reflexión colectiva: sanar las heridas sociales, reconstruir la confianza y retomar el entendimiento como instrumento de cohesión y futuro.
¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!