El arribo de nuevos alcaldes a la capital y al Puerto Principal obliga a pensar el giro administrativo que ambas ciudades tendrán. Pero el replanteamiento de su futuro debería tener mayor alcance. Si el actual modelo de gobernabilidad local, que se apoya en la gestión de concejalías, no está dando frutos, entonces es imprescindible empezar a debatirlo y mirar más allá.

¿Por qué no contemplar la idea de que Guayaquil y Quito tengan más de un municipio? Bogotá es un ejemplo, una urbe dividida en localidades, donde gobiernan una alcaldesa mayor y 20 alcaldías menores que se encargan de trazar planes y enfocar obras en función de la demanda.

Es necesario instaurar un debate que nos lleve a una reforma constitucional para implantar nuevos modelos de gobernanza territorial. No basta cambiar de liderazgo, sino analizar otros modelos de la región que sí funcionan.