Buena estrategia y visión para gobernar. Al menos esa es la sensación que ha dejado Daniel Noboa en la gestión que lleva a cabo, aun sin haber asumido oficialmente como presidente del país.
La expectativa que tienen ahora los ecuatorianos respecto a estos encuentros con la diplomacia y organismos externos en su reciente gira internacional es que no queden solo para la foto. Haber logrado un encuentro con altas autoridades como el rey de España, Felipe VI, o Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid; o haberse reunido con líderes del FMI y otros bancos de desarrollo; o haber incluso ratificado en su cargo de embajadora a Ivonne Baki en reconocimiento a su excelente labor para el fortalecimiento de lazos con Estados Unidos son pasos positivos para empezar a labrar el camino que requiere el país para salir de la profunda crisis en que se encuentra.
Nadie podría negar que son buenas señales, sin embargo, en medio de una crisis económica y social como la que afronta Ecuador se requiere más. Aparte de tener acceso a un diagnóstico real de la situación, el país necesita saber la receta que se aplicará. Aún está pendiente el cómo y el cuándo, para que ninguna buena intención de obra pública quede en enunciado. Urge actuar; la falta de ejecución de medidas efectivas tiene a Ecuador ahogado en un cúmulo de problemas de seguridad, iliquidez y ‘chirez’.