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Opinión

Editorial: Quito necesita respirar mejor

El tráfico vehicular en Quito da lugar a grandes congestionamientos, pero también genera altos niveles de contaminación ambiental. Las emisiones de buses, camiones y automóviles, que funcionan con combustibles fósiles, son responsables de alrededor del 90% de la polución del aire en la capital. Así lo comprobó la Red Metropolitana de Monitoreo Atmosférico, que durante el confinamiento por la pandemia registró un notable descenso debido a que el transporte público y miles de carros particulares dejaron de circular. Por ello, al alcalde electo le corresponderá lograr que el Metro brinde un eficiente servicio para que la ciudadanía opte masivamente por usar este medio, en lugar de automóviles a gasolina y colectivos a diésel; generar un sistema integrado de movilización que priorice el uso de bicicletas y desplazamiento a pie en la medida de lo posible, y generar condiciones para que cada vez haya más vehículos con motores cuya fuente de energía sea eléctrica.

Para 2030 en el primer mundo ya no podrán rodar vehículos que usen combustible fósil. Todo el país debe avanzar con urgencia en este tema, generando más energía de fuentes renovables, como solar e hidroeléctrica, e implementando la infraestructura que se requiere para lograr la transición, empezando por la construcción de electrolineras en los cuatro puntos cardinales.